Un pastel de fresa

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-¿Entonces...todo está bien?-cuestionó el Maestro recargando los codos sobre su escrito, con las palmas unidas a la altura de su rostro.

Frente a él: Una pelirroja vistiendo su clásica armadura, Erza; y junto a ella un chico de cabellera azul oscuro con los brazos cruzados sobre su pecho, Mystogan.
Cuando el Maestro Makarov llegó al gremio, Mystogan lo abordó para hablar con él a solas en la oficina del gremio; primero se aseguró de que todos sus "Hijos" estuvieran bien y a salvo, luego aceptó la petición de Mystogan. Sin embargo, Erza no se quedó con los brazos cruzados. Se acercó a ellos y le informó al Maestro qué había sucedido en su ausencia, y ya que lo había mencionado, se los llevó a ambos. Así llegaron a la oficina.

Mystogan levantó la mirada para responderle al Maestro.

-Así es, Maestro. Nadie salió herido, la unificación de las Lacrimas con el Stellanium fue un éxito; es estable y sólido. Tal como lo planeado, resultó bien.

-¿Los ciudadanos, Erza?-volteó hacia la pelirroja en la armadura.

-Sanos y salvos, Maestro-aclaró.

-Perfecto. Si eso es todo...-

-Quisiera pedirle algo más, Maestro-interrumpió Mystogan. El Maestro lo escuchaba con atención-¿Puede acompañarme para hablar con los miembros del consejo?

Ambos, Erza y el Maestro se sorprendieron ante las palabras de Mystogan.

-¿Porqué razón, Mystogan?

-Necesito que me autoricen establecer una nueva división científica. El Anima causó los cambios drásticos en las Lacrimas, pero algo más... ALGUIEN MÁS está involucrado. Tengo qué averiguar de quién se trata.

-¿Crees que alguien más está involucrado?-preguntó Erza. Mystogan la miró de reojo y asintió.

-Sí, Erza. Y temo por que sus intenciones no sean las mejores.

-Bien-intervino el Maestro-lo haré. Iré contigo para hablar con el consejo y convencerlos de ayudarte.

-Le agradezco mucho, Maestro.

-Es lo menos que puedo hacer después de habernos ayudado, Mystogan. Es mejor irnos de una vez-el Maestro bajó de la silla detrás de su escritorio y dirigiéndose a la salida. Erza y Mystogan se levantaron para irse también, detrás de él. El Maestro se detuvo en el umbral-¡Oh, Erza! Una cosa más.

-Dígame Maestro.

-Por favor supervisa que todos ayuden con la reconstrucción del gremio. Estás a cargo.

-Claro, Maestro. Así se hará.

-Gracias, Erza. Nos vemos luego.

Una vez afuera, Mystogan se reunió con Knightwalker y la puso al tanto del acuerdo que llegó con el Maestro, después, la otra pelirroja se fue del gremio para recoger sus pertenencias de ella y Mystogan del hotel donde se habían hospedado.

Mientras tanto, los chicos de Fairy Tail, y Mystogan, comenzaron a reconstruir el gremio: Algunas paredes que fueron dañadas por las garras de la bestia de humo, los bancos y mesas, y parte de la cocina que fue quemada por la explosión de la Lacrima, aquella que dejó mal herida a Lisanna. Y ahora que lo pensaba, Erza no veía por ningún lado a Natsu ni a Lucy; muy seguramente salieron para visitarla en el hospital donde la llevaron cuando la bestia atacó. La enfermería del gremio estaba expuesta, así que la evacuaron. Aunque la idea de Natsu y Lucy estando juntos no le gustaba a Erza, ella veía que no tenía razón de sentirse así. Lucy y Natsu son amigos, y no creía que algo más creciera entre ellos. Se encogió de hombros y continuó con si labor.

La Última Flama CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora