The mission: Capítulo V

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Una pequeña niña pelirroja caminaba por un largo tunel de piedra. Estaba oscuro, y el frío espectral le provocaba pequeños espasmos bajo la piel. Sus ojos llorosos habían cambiado de blanco a rojo en tan sólo unos pocos minutos; parecía que el tunel no tenía final, cabe mencionar que no caminaba del todo bien, ya que no tenía zapatos o cualquier otro calzado que cubrieran sus pies desnudos, y que la protegieran de los obstáculos en el camino. Animales diminutos que la mordían al pasar, y pequeñas piedras que se incrustaban en su piel. Era una tortura. Escuchó un ruido detrás de ella, volteó sobre su hombro pero no encontró nada, al regresar la vista hacia el frente una persona apareció frente a ella. La tomó con fuerza del cuello y la levantó.

-No irás a ninguna parte, Erza-declaró.

Trató de forcejear, pero su cuerpo no le respondía. Parecía estar entumecida, o simplemente, estaba aterrada al ver de quién se trataba. Un chico como de diez años; tez blanca; cabello azúl oscuro; en su ojo derecho tenía un tatuaje en color rojo. Sonrió maliciosamente y la acercó más hacia él.

-Zeref te reclama-entonces una sustancia de color azul con runas dibujadas en color rojo salió detrás del chico y la devoró con ferocidad.

Erza despertó de golpe, se enderezó de la cama donde dormía y echó un rápido vistazo a su alrededor. Seguía en el mismo camarote de hace unas horas, trató de moverse pero se detuvo por una razón. Su mano izquierda estaba aferrada a algo. Otra mano, que era del mismísimo Dragon Slayer quien la siguió para resolver la misión. Natsu. Él yacía dormido en el suelo, debajo de la base del colchón donde dormía Erza; sus manos estaban entrelazadas con firmeza. Erza trató de soltar la mano de Natsu, pero sólo logró despertarlo.

-Lo siento-se disculpó.

-¿Porqué?-cuestionó Natsu.

-Creo que agarré tu mano dormida.

-Fui yo-Erza se sorprendió-a mitad de la noche te movías mucho en la cama, incluso llegaste a invocar dos espadas.

Natsu señaló hacia la pared de la izquierda. Y efectivamente, ahí estaban las dos espadas, clavadas en la madera.

-Además-siguió explicando-murmurabas el nombre de Jellal.

-Yo...-musitó Erza muy sorprendida.

-Sólo pudiste tranquilizarte cuando agarré tu mano-las mejillas de Erza enrojecieron.

-Yo...lo siento, Natsu. N-No volverá a pasar.

-¿Qué es lo que estabas soñando?

-Nada. Sólo tuve una pesadilla. Vuelve a dormir, estamos a punto de llegar-Erza volvió a cubrirse con las cobijas de su cama y se recostó del lado derecho, con la cara casi pegada a la pared.

Natsu se encogió de hombros y rodó debajo de la base.

Erza no sabía cómo reaccionar ante lo que le había dicho Natsu, sabiendo que sólo tocando su mano pudo volver a dormir tranquilamente. Fue algo increíble, y vergonzoso a la vez.

(Después)

La ciudad de Volwatt estaba relativamente cerca, pero debían subirse al tren de Fiore para poder llegar lo más rápido que se pudiera; caminando harían el doble, casi dos horas y media. Así que no podían tomarse ese lujo. Urich estaba por usar la reliquia, que podría causar un caos mayor, pero Natsu y Erza desconocían el alcance de su poder. Así que debían completar la misión sí o sí.

La Última Flama CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora