Smooth Criminal: Capítulo X

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-¿Está listo el prisionero para su celda?-le preguntó un guardia a otro.

-Sí. Ya encontramos sus datos en el registro. Tenemos una celebridad aquí-señaló el segundo guardia al desconocido, aquél que atacó a Annie.

-¿En serio? ¿De quién se trata?

-Morgan Le Fay

-¡No puede ser!-exclamó el primer guardia-no lo conozco-El primer guardia rodó los ojos.

-Morgan Le Fay-comenzó a decir-se le busca por cargos como: Hurto. Resistirse ante la ley. Secuestro. Acoso. Y asesinato en masa.

-¡Demonios, viejo!-le espetó el primer guardia al ahora Mencionado Morgan-sí que estás enfermo, compañero.

-Mis crímenes de antes me persiguen-señaló-todo es un mal entendido.

-Seguro, Miggy-se burló el segundo guardia-todos aquí dicen eso.

-En verdad-afirmó-yo no hice nada de eso. Debo salir de aquí.

-¿Entonces qué haces aquí?-preguntó el primer guardia. Morgan guardó silencio. Ambos guardias sonrieron engreídamente -eso imaginé.

El primer guardia agarró a Morgan de ambos brazos y lo arrojó dentro de su celda. La cabeza del hombre golpeó el suelo, pero no se quejó en absoluto. Simplemente guardó silencio, y aceptó su cruel destino.

"Debo regresar a Fairy Tail. Tengo que salvarlos", pensó.

Un siseo se escuchó en la celda adjunta, a la izquierda de Morgan. Levantó la cabeza en esa dirección, y rebuscó en la oscuridad alguna forma, o silueta.

-Psst...oye, niño-siseó.

-¿Qué quieres?-preguntó Morgan, finalmente sintiendo el golpe en la cabeza.

-Quieres salir de aquí, ¿No?

-Desde luego que sí-aceptó Morgan-¿Pero cómo haré eso? Estamos en una de las prisiones de máxima seguridad del consejo.

-Yo te puedo sacar, sólo debes hacer lo que te diga-Morgan enarcó una ceja.

-¿Y quién eres, extraño?-una mano salió de la oscuridad, por entre los barrotes.

-Me llamó Krecht. Krecht Millory.

-Morgan-dijo, sin aceptar la mano. Krecht la retrajo-¿Cómo piensas salir de aquí?

-Por la puerta principal-respondió Krecht como si nada. Como si se tratara de lo más obvio del mundo. Morgan ahogó una carcajada.

-Es más fácil decirlo que hacerlo.

-No hace falta hacerlo, simplemente me quedaré esperando a que suceda-ante tal respuesta, Morgan creyó que Krecht estaba demente. Pero siguió su juego, para saber qué más diría. Picó su curiosidad.

-Nada pasa así como así; guardias con el mejor armamento habitan esta cárcel. Son buenos, entrenados desde los veinte años por los mejores soldados que les precedieron. ¿Vas a vencer eso?-Krecht no respondió.

La Última Flama CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora