Capítulo 5

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Narra Olivia:

Estaba muy nerviosa, bueno en verdad eso era poco a como estaba en realidad. Acababa de aparcar el coche, en el aparcamiento de la empresa, y me dirigía al edificio. Esta vez me fijé mejor en él, era un casi un rascacielos solo que no tenía tanta altura pero el modelo era idéntico. Tenía dos grandes puerta transparentes y al lado, separadas solo por una tira de pared pequeña, se encontraban dos ventanales inmensos. Eso me gustaba ya que al ser una recepción amplia, con esos ventanales se veía luminosa. Arriba de las puertas había un cartel con el nombre de la empresa y después empezaban ventanales también grandes y amplios que imagino que correspondería a los distintos despachos que tenía la empresa en su interior. 

Eran las nueve menos cinco y no podía parar de limpiarme las manos en la falda, aparte de colocármela bien. Entré y, después de saludar al guardia que se encontraba al lado de la puerta, me dirigí hacia recepción donde la misma chica del otro día se encontraba. 

-Hola. - dije al llegar a donde estaba. 

-Hola, buenos días. Tu nombre era Olivia Welt, ¿verdad?

-Sí. - dije sorprendida de que se acordará de mí, bueno más que de mí de mi nombre. 

-Soy Elena y si te ha sorprendido lo de tu nombre es que me quedo muy rápido con los nombres de la gente.

-Ah, se nota. - dije con una amable sonrisa.

-Bueno, el director te está esperando en su despacho. Última planta y el despacho del final del pasillo. 

-Vale, gracias. 

-No es nada, te vas a tener que ir acostumbrando a que te diga este tipo de cosas. - dijo riendo. 

Asentí con una sonrisa y me dirigí al ascensor, el cual empezó a subir luego de pulsar el botón de la última planta. 

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Abrí la puerta luego de que la persona que se encontraba dentro dijera que podía pasar. No me sorprendió encontrarme con un hombre de unos sesenta y pocos años, como había calculado cuando había cogido su llamada el viernes anterior. Aunque de todas maneras él era el fundador de la empresa y hacía cuarenta y ocho años que se había fundado, con lo cual era normal que rondase esa edad. Era una empresa que en poco tiempo había crecido mucho ya que ya se conocía nacionalmente y estaba empezando a darse a conocer internacionalmente. 

Me saludó con un afectuoso apretón de manos y me indicó que tomara asiento delante de su silla, donde se sentó al momento.Me estuvo hablando sobre el papel que iba a desempeñar yo en la empresa y los propósitos de esta a nivel general, las aspiraciones que tenía y un poco lo que la había llevado a donde estaba. Según decía Omar, el director de la empresa y mi nuevo jefe, no puedes trabajar en algo y esperar poner todo de ti si no sabías la historia que había detrás de ello ni si tampoco sabías bien los cimientos o principios de ellos. Estaba muy de acuerdo con ello y con su manera de tratarme y explicarme todo, siempre desde un perspectiva profesional pero mostrando su afecto y su cercanía. También me dijo que en la empresa sólo contrataba gente que estuviera de acuerdo con todo lo relacionado a la esta y la verdad era que lo veía muy bien, ya que no ibas a luchar porque algo saliera adelante si no estabas de acuerdo con ello. 

Después de eso me enseñó cual sería mi despacho y me dijo que empezará cuanto antes con el trabajo que me había dejado sobre la mesa, ya que tenía ganas de ver mi trabajo. También me comentó que para cualquier duda que consultará a Trevor, el chico que me hizo la entrevista, ya que era el encargado de mi departamento y el que mejor me iba a guiar según él. Esa mañana tuve que ir varias veces a preguntarle, la primera fue un poco incómoda ya que yo todavía no estaba muy bien enterada de lo que tenía que hacer y me lo tuvo que explicar todo, y no una vez solo. Después fui dos veces más y en las tres veces me lo explicó todo con paciencia, intentado que lo entendiera y repitiendo algo si veía que me había perdido. Me surgió una última duda a la una y media y salí de mi despacho con el papel en la mano para decírselo, imaginaba que seguiría en el suyo hasta las dos que era la hora en la que todos nos íbamos. Sin embargo cuando salí de mi despacho vi que él salía del suyo y por el maletín que llevaba en la mano me di cuenta de que estaba listo para marcharse, algo que me chocó un poco ya que no era la hora. 

No me des las gracias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora