Narra Olivia:
Bajé del coche y abrí la puerta de atrás de este.
-Vamos chicas bajarse que llegamos tarde. - dije en voz alta para que mis hijas se fueran bajando. - Enzo, mi vida, deja que te ayude. - bajé la voz para mi hijo pequeño, que tenía cuatro años aunque dentro de poco cumpliría cinco.
Él me dejó quitarle el cinturón y me echó los brazos al cuello, yo lo cogí y cerré tanto la puerta como el coche.
-Vamos mis chicas, no podemos llegar tarde. - les repetí a las tres niñas que estaban esperando a que llegase a ellas.
La mayor de ellas se llamaba Evolet y tenía doce años. La siguiente era Sherlyn que tenía once años y la pequeña de las chicas era Hannah que tenía ocho años y en ese momento le faltaban dos colmillos haciendo que sus hermanas se llevasen todo el día riéndose de ella.
- Evolet, cariño, coge a tus hermanas de la mano por favor.
Entramos en el instituto y pasamos al patio exterior donde se celebraría la graduación, en las sillas se sentarían los familiares más allegados y de pie nos quedaríamos los demás. Aunque yo quisiese a Sarah como si fuese mi hija y aunque para ella era su tía, lo cierto era que eso pasaba porque era la hija de Abi y Zac. Parecía mentira que ya fuese a graduarse pero así era, y estaba tan orgullosa como sabía que estaba Abi.
-¿Cuál es Sarah mami? - me preguntó Enzo al oído.
-La chica rubia que está a este lado con el vestido verde agua. - dije señalándola con la mano.
Enzo fijó sus ojos hacía allí y asintió al verla, para después mover la mano esperando a que lo viese. Por mucho que le dije que parara que se iba a cansar no paró diciendo que quería que lo viese. Desistí ya que sabía que se iba a llevar todo el acto así, porque si algo de particular tenía Enzo era lo cabezota que era a veces con lo pequeño que era. A diferencia de sus hermanas cuando algo se le metía entre ceja y ceja tenía que hacerlo, aunque eso era a veces ya que otras cuando le decías que dejara de hacerlo lo hacía sin rechistar y esa parte de su personalidad era completamente de su padre. Aunque no era lo único, obviamente, ya que, entre otras cosas, unos preciosos ojos como los de él hacían que todas las miradas se posasen en Enzo. Evolet tiró de mi mano para llamarme y gracias a eso volví a la graduación.
-¿Qué pasa mi vida? - pregunté sabiendo que odiaba que la llamara por un mote cariñoso en público, ya que desde el año anterior que había cumplido once años decía que le daba vergüenza.
-¡Mamá!
-¿Qué?
-Lo sabes muy bien.
-Está bien pero ¿qué me ibas a decir?
-Ah, ¿cuánto durará la graduación?
-No lo sé, supongo que una hora y media como mucho.
^
Efectivamente la graduación duró más o menos una hora y media y cuando acabó llegó el tiempo de las felicitaciones y las fotos. Yo cogí a mis cuatro hijos y me acerqué a dónde estaba Abi, Zac y Stephen, su otro hijo. Abi al verme vino directa hacia mí y me quitó a Enzo de los brazos, para después darle besos a mis hijas. Zac hizo lo mismo, ya que ambos tenían un afecto especial hacia mis hijos al igual que yo con los suyos.
-Hola cariño. - le dije a Stephen y este me dio un abrazo sonriente.
-¿Vienen ahora las fotos verdad?
Asentí y él resopló mientras yo reía, puede que aunque tuviese catorce seguía siendo un niño cariñoso, no como mi hija Evolet, pero lo que sí que no le gustaban eran las fotos. En ese momento llegó una emocionada Sarah, que se fue directa hacia sus padres. Stephen se fue para ellos para felicitar a su hermano y yo esperé junto con mis niños a que acabasen para acercarme a Sarah.
ESTÁS LEYENDO
No me des las gracias.
Teen Fiction-Prometo cuidarlo, te lo juro por mi vida. Fue lo último que alcanzó a decirle antes de que se la llevaran de una vez. Si ya estaba roto de dolor, cuando vio como se la llevaban creyó que su mundo se había acabado. La vida es muy injusta con algunas...