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—¿Crees qué me harás algo? ¡Dispara!

—No lo hagas Karim, no caigas en su trampa ¡No!

*¡BANG!

Mis recuerdos se desordenan y enlazan, las palabras de Sprengen siguen dando vueltas en mi mente Espera que vuelen más aunque al pensar su endemoniado rostro recuerdo la mirada de Alocer.

—¿Karim? —Escucho la voz de Vladdimir—. ¿Qué tienes en la cara? 

—Lo mismo quiero saber, ya que no he podido ver hace un buen rato —río.

—Es una especie de pintura verde —siento un frío en el rostro—. No te muevas, no querrás ir al hospital.

—¿Igual que hace un año?

—Sigues pensando en ella… Karim, no tenías oportunidad de salvarla —el utensilio frío se dibuja entre mis ojos.

—Si pude salvarla, pero él… él… —un haz de luz golpea mi vista—. Él me obligo a tomar el arma.

—Amigo, Alocer era un demonio, te encontró en el peor momento psicológico. Lo que hiciste estuvo bien.

—¿Matar a dos personas? —Agarro con fuerza la corbata morada de Vlad, acercando mi rostro al de él—. ¿Eso está bien? —Una lágrima cae delicada por mi mejilla izquierda—. Ser culpable de la muerte de la persona que más amé en mi vida… A…Arusa.

—Karim, ¡por favor! —Golpea mi cabeza con su calva—. Dispararas o no Arusa moriría, Alocer lo había planeado todo…

—¿Y por qué Arusa me rogaba que no? ¿¡Por qué!?

—Ella no quería que te mancharas las manos con sangres, por eso —me toma de los hombros y me acomoda a la muralla—. Alocer ya sabía tu punto débil y aprovechó eso, Arusa caería sí o sí de aquel balcón, mataras o no aquel demonio, de todas formas te haría sufrir.

—Necesito que me lleves al cementerio —abrazo a Vlad.

—Bueno —toma mi antebrazo y trata de levantarme—. Vamos amigo, yo manejo.

Nos acercamos a mi R15, me coloco el casco y partimos. ¿Qué provocó que doblegara? ¿Qué sentí al ver a Sprengen?

—Lo viste, ¿verdad? —Interrumpe Vlad, mientras el viento golpea nuestros rostros—. Viste a nuestro sospechoso.

—Sí… —suspiro—. Llevaba una máscara de demonio oriental blanca y una mancha roja en medio.

—Un Oni —nos detenemos frente a un semáforo—. ¿Te dijo algo más?

—Dijo Sprengen…

—En alemán, volar o estallar —seguimos a toda velocidad—. Por eso te maltrató mentalmente, la máscara tal vez te recordó a Alocer.

—Tal vez…

En unos minutos llegamos al cementerio. El atardecer provoca un interesante detalle luminoso entre los árboles y las tumbas.  

—Yo te espero aquí —Vlad enciende un cigarrillo.

—Bueno.

Camino despacio hasta la tumba de Arusa, pienso en su sonrisa, su mirada, sus sueños, sus palabras, su amor, nuestras vidas juntos. Tomo un par de flores en el camino, margaritas y manzanillas, sus flores favoritas.

—Hola Aru —dejo las flores frente a la lapida—. Te extraño tanto amor… quiero volver a peinar tu cabello, besar tus labios y escuchar tu voz —otra vez las lágrimas caen por mis mejillas—. Hoy comencé un nuevo caso, tal vez te hubieses alegrado y ayudado a investigar. Tal vez ya habríamos dado con este nuevo demonio, este a diferencia del otro le gusta volar, no quemar. Aru, desearía entregar cualquier cosa para que vuelvas a mí, necesito tu ayuda.

SprengenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora