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Mi mirada perdida detrás de los sucios vidrios ¿qué busco? ¿Reiniciar toda mi mente? ¿Encontrar la verdad de todo lo malo que me ha sucedido? ¿Qué busco?

— ¿Karim? —Tocan mi brazo—. ¿Estás bien?

Retiro lentamente mi mirada con un tenue suspiro de tranquilidad. Al voltear veo el simpático rostro de Alissa una de las forenses de la estación.

—Deberías responder cuando te hablan —sonríe.

—Lo siento, estaba pensando algunas cosas que creo que no tienen sentido.

— ¿Sabes lo que no tiene sentido? —Se agacha a buscar algo en el suelo—. Encontrar en el suelo la imagen de un ángel.

Me entrega la imagen solo vuelvo a pensar en ¿qué busco?

—¿Oye? —Chasquea los dedos—. Eres bueno para quedarte en silencio, como un típico detective —sigue sonriendo.

—¿Y a qué venías?

—Un nuevo caso —busca algo en su bolsillo—. El jefe te quiere allá de inmediato.

—Ya voy —tomo mi chaqueta con fuerza y me arreglo un poco delante del monitor del computador—. ¿Sabes de qué trata el caso?

—¡N…no! —Alissa lleva su dedo índice derecho hasta su labio inferior de la boca—. Pero creo que el caso es extraño, de esos que te gustan —ríe.

—Interesante, entonces ya me voy —la empujo y desciendo rápidamente la escalera.

Subo en mi vehículo personal, una motocicleta Yamaha R15, azul. Me coloco el casco de seguridad y mis guantes. Suelto el freno y preparo el motor para partir, el rugido alimenta mi mente y mi dirección. Me acomodo bien y me dirijo hasta el lugar del suceso.

Me detengo en un semáforo y me comunico con el jefe a través del altavoz del móvil.

—¡¿Aló?! —Escucho la voz de Vladdimir.

—Hola jefe, soy Karim… —cambia el símbolo del semáforo—. Alissa me informo que me necesitaba para un caso.

—Hola muchacho, como te informo Alissa, tenemos un nuevo caso —se detiene—. Ven pronto a la calle Ninfas #34. Este caso te va a encantar.

—Estoy muy cerca, así que en unos minutos llego —corto la comunicación y acelero más rápido.

Viro en una calle llamada Diosas, al parecer esta villa está basada en la Mitología Griega Femenina. Otra calle se llama Artemisa, la siguiente Medusa y al final está Ninfas. No es difícil encontrar el lugar del crimen, ya que hay gente mirando y lleno de vehículos policiales.

Estaciono frente a la casa observando cada detalle. Una casa de un piso; arreglos florales de distintos tipos de flores, Margaritas, Rosas, Claveles; el pasto está corto, bastante corto; la pintura de la casa es muy femenina, tal vez hay una dueña, ya que está pintada de un color Índigo.        

Me acerco a la casa, hasta que me detiene un oficial.

—Lo siento muchacho, acá hubo un accidente.

—Lo siento mucho oficial Méndez —leo su piocha—. Pero soy Karim Unam, criminalista y detective —muestro mi credencial.

—¡Oh! —Se incomoda—. Pase y me disculpa por favor.

Ingreso a la casa, la puerta no presenta ningún rasguño ni muestra de haber sido intervenida; el interior no está desordenado, los vidrios de las ventanas están algo sucias, pero no están así las cortinas ni menos los electrodomésticos.

—¡Karim! —Escucho la voz de mi jefe—. ¿Cómo estás muchacho? —Estrecha su mano.

—Muy bien, pero sigo intrigado por el caso —me acerco a las cortinas—. ¿Por qué están limpias y los vidrios no?

—La victima acababa de colocarlas, según han contado los testigos.

—¿Puedo ver a la victima?

—Pues claro, ven sígueme —me invita Vlad—. Hace dos horas llegó Raquel, la madre de la víctima, a casa para saludar a su hija por su éxito en el trabajo. Al tocar el timbre nadie salió, sacó sus llaves e ingresó a la casa, tras buscar desesperadamente a su hija sin respuesta, se dirigió a la habitación, luego a la cocina y por último al baño —lee tranquilamente su libreta—. Puedes pasar —nos detenemos frente a una puerta.

Vlad abre cuidadosamente la puerta ingresando a la habitación. Es el baño, comúnmente los baños son blancos o azules, pero en este hogar es amarillo, en el espejo está escrito ¡AYUDA! Con un líquido verde ¿sangre?

—¿Qué sucedió aquí?

—Buena pregunta, Karim —Vlad golpea mi espalda.

Veo la bañera y hay una muchacha acostada sobre el agua, está desnuda y pintada en tonos verdes, azules y blancos. Es como una especie de ninfa.

—Te presento a Pegeas de 22 años, nuestra víctima. Al parecer la ahogaron en la misma bañera.

—¿Pegeas? —Me acerco a analizar el cuerpo—. A ella no la ahogaron, es más tiene un golpe el cuello.

—Nunca dejaré de decirlo, tienes ojos de Lince, Karim.

—Creo que el homicidio hace más de dos horas, hipotéticamente ella estaba preparándose para la visita de su madre.

Algo me tiene preocupado, si ella murió en este lugar por el golpe, ¿por qué está escrito ayuda en el espejo?

—¿Sucede algo? —se acerca Vlad.

—Hay algo detrás del espejo —me levanto rápido.

Me acerco al espejo y lo saco. Detrás hay una imagen de una ninfa de agua, dibujada como quedó Pegeas en la bañera. Debajo de esta imagen hay un sobre celeste. Lo saco de la muralla y lo abro, en el interior una pequeña frase.

“Ninfas de agua, cuya sonrisa ahoga hasta al mejor nadador. Ahora debes nadar en el fondo del manantial. ¡Vuela!”

—¿Quién escribió eso? —Pregunta Vlad interesado.

No respondo, suspiro y me acerco nuevamente a Pegeas. Algo me incomoda.

—¿Dónde está la ropa de ella? —Reviso preocupado—. ¿Y dónde están las manchas de la pintura?

—La pintura la encontramos, pero su ropa no —Vlad revisa la libreta.

—Esto es pintura látex, de las que el agua no hace nada, creo que el asesino es un artista. ¿Pero qué tiene que ver la imagen de la Ninfa y esta joven mujer?

—Ella trabajaba en una oficina como secretaria, su hobbie era la decoración de hogar y estaba soltera hace más de dos años.

—Entonces no fue el novio, pero la persona era alguien que conocía.

—¿Del trabajo?

—Tal vez, pero esto me preocupa.

—¿A qué te refieres?

—¿Para qué una Ninfa? ¿Por qué la mataron a ella?

—Enviaremos el cuerpo al forense, tal vez Alissa y compañía  descubran algo.

—Entonces veré a Pegeas allá —me levanto y salgo tranquilamente.

Antes de salir me doy cuenta de algo, hay huellas no humanas, son similares a las de un camélido ¿Qué hizo esto?

SprengenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora