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—Por favor, Karim ven a almorzar —escucho la voz preocupa de Alissa.

—Alissa, hay una persona en peligro y debo ayudarla, no quiero que otra persona muera en manos de un demonio —respondo analizando las pistas.

—Si te sirve de algo, lo que expulsaba la mujer de la boca era sangre falsa de las que se ocupan en animales disecados.

—Gracias Alissa, tal vez nos sirva.

—También la joven era de origen Alemán ya que su nombre era Mekare Berg, de 22 años.

—Gracias nuevamente, cualquier cosa me avisas.

—Bueno —se escuchan los pasos alejarse lentamente.

¿Un ave? ¿A qué se refiere? Si ya tenía problemas con los dos casos anteriores, con este último ya me está haciendo pensar más de la cuenta… espera, hay relieves en las imágenes de pintura.

Me levanto y salgo de la oficina. Me acerco al laboratorio y tomo un microscopio. Ocupo el zoom 10x, nada; 20x; nada; 30x identifico una letra N, muevo el recipiente con la imagen, Á, Y, A, D y E; al parecer es un nombre. Sigo revisando tranquilo la imagen.

—¿Qué haces aquí Karim? —escucho a Alissa.

—No me asustes y no me molestes, por favor —muevo la mano izquierda.

—Pase a tu oficina y no te encontré, así que me asusté un poco.

—Descubrí algo interesante…

—Primero come y después sigues, no quiero que te mueras del hambre —desenchufa el microscopio—. El viejo truco del ¡adiós luz! —ríe.

Nos sentamos en las sillas del laboratorio, me entrega una bandeja desechable con Arroz Chaufán con carne mongoliana.

—¿Cómo sabes que es mi comida favorita?—digo sorprendido.

—Te conozco desde niño, nos criamos juntos, te presenté a Arusa y te he protegido durante muchos años, ¿crees qué no sé tus gustos?

—Bueno, gracias —acerco el tenedor a la carne y comienzo a comer.

—¿Qué descubriste? —Interrumpe mi paladar.

—En las pinturas que deja Sprengen, hay mensajes, en una dice… —me levanto a buscar un papel—. “Con cariño Náyade” —regreso.

—¿Náyade? —Pregunta Vlad desde la puerta, empalideciendo un poco. 

—¿Qué te sucede?

—¿Estás bien?

—Náyade Cloise, es un caso que cerró la semana pasada —responde más preocupado aún.

—Cerró como supuesto accidente ¿verdad? —bebo el jugo de la carne.

—Así conversaron mis superiores.

—Entonces pediré la ficha de aquel caso, debemos salvar un ave —se levanta Alissa con mucha energía.

—Ya te tengo cerca Sprengen.

SprengenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora