VI

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—Vamos a trabajar —me acerco a Vlad.

—¿Estás mejor? —Mira preocupado.

—Lo estoy, ahora manejo yo —tomo el casco y lo dejo caer en mi cabeza.

—Andando, tal vez Alissa ya está haciendo ventrilocuismo con Pegeas —ríe.

—O con Azkeel, no lo olvides —río también.

—Cuando vienes a visitar a Arusa cambias completamente.

—Tal vez es mi ángel, aquel que está en el cielo mirándome.

Nos subimos a la motocicleta y nos dirigimos a nuestro trabajo. Mientras viajamos algo se viene a mi mente.

“Nunca olvides que estamos conectados, cuando tú lloras yo lloro, cuando te columpias yo te empujo, cuando tú piensas yo lo hago realidad.”

—¿Estás bien?

—Sí, lo estoy —detengo el R15—. Solo recordé la promesa que hice a Arusa.

SprengenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora