En un sólo día

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Llegué a la sala sola. Reconozco que estaba nerviosa. Me senté en la barra y pedí algo para beber. Tenía la boca seca.

El lugar estaba abarrotado de gente joven. No había mesas ni sillas, pero el escenario era enorme. Estaba oscuro, salvo por las luces de la barra y las pantallas de los móviles.

- ¡Afri! ¡Has venido! Pero qué hace tan solita. ¿Y Clau?- me sorprendió una voz a mi espalda. No era otro que Simón.
- ¡Simón! Clau no podía venir, pero me pidió que os deseara suerte de su parte.- le dije, contenta de ver una cara conocida - ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar preparándote?
- Ya está todo listo. Quería ver un poco el ambiente. Después del concierto nos vemos, hermanita.
- Suerte. Aunque no la necesitáis.

Me dio un beso en la mejilla y se fue. Tardaron pocos minutos en salir. La gente se vino arriba desde la primera canción. Yo no podía dejar de mirar a Villa. Intuía que él no me veía a mí entre el gentío y las luces de los focos. Bailé como si nadie me estuviera mirando. Cuando finalizaron, los aplausos los hicieron permanecer durante más tiempo en el escenario. Villa -y todos- sudaban después de haberse dejado el alma allí.

Volví a sentarme en la barra a esperar y pedí otro mojito.
- ¡Oiga qué alegría verla!- me saludó una voz a mi espalda.
- ¡Villa! Ha sido espectacular. No podía perdérmelo.
No se había preparado, pero estaba igual de guapo.
- ¿Por qué no pasas a los camerinos y esperas allí a que nos preparemos? Podemos ir a celebrar.
Miré el reloj, preocupada por Clau.
- Bueno, un ratito- acepté sin remedio.

Villa me agarró de la mano para conducirme hasta la puerta que llevaba a los camerinos. Una vez lejos del bullicio, Villa me miró con esos ojos grandes.
- Me gustaría enseñarte algo antes de que el resto de la banda salga.- dijo guiándome hasta una esquina con un par de sillones, donde descansaba una guitarra- Le he compuesto una canción.
- ¿A mí? - pregunté sin creérmelo. Era demasiado bonito para ser verdad.
- Si... Bueno... Usted sabe... Como agradecimiento... Este... Y porque me siento afortunado por haberla conocido...
¡Estaba tan nervioso que hasta tartamudeaba!! No me podía parecer más lindo.
- Villa... La suerte ha sido mía. Pero por favor... Estoy deseando escuchar tu canción.- puse una mano sobre su rodilla para transmitirle cercanía y confianza.

La canción hablaba de cómo en una sola noche, él se enamoraba de una chica mientras bailaban. Aplaudo cuando termina. Villa tiene una voz que me transpasa el corazón. Aunque no termino de entender con qué intención me la dedica. Soy un poco lenta para estas cosas.
- Es una canción preciosa.- le alabé y alzando una ceja pregunté- Pero hay una cosa que no entiendo. ¿Qué tiene que ver conmigo? Tú y yo nos hemos vivido nada de eso.
- En la realidad, no. Pero lo he soñado.- respondió con una sonrisa pícara.
- ¡No te ha dado tiempo!- reí y le mantuve la mirada.
- Una sola noche es suficiente. Además, tenemos la noche de hoy para saber si se cumple mi profecía.
- Ya te digo yo que no. No sé ni bailar bachata ni merengue y mucho menos bolero.- dije, intentando tomármelo a broma. No quería caer en su red tan rápido.

Oímos una puerta abrirse y Villa se puso de pie.
- Eso se aprende sobre la marcha. Soy un buen maestro- continuó el tono de broma - Y ¿quién sabe? Quizás Cupido, acabe flechándome.- me guiñó un ojo.

En ese momento, apareció Alejandro con Isaza ya listos.
- Pero ¿qué hace todavía así, parce? Dese prisa, hombre- le apremió Isaza, pegándole una patada en el trasero cuando Villa se dirigía a su camerino.

Al otro lado del banjoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora