La última vez

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Y llegó el día de la gala. Los nervios eran muchos porque todo saliera bien. De esta primera gala, dependía enganchar con el público. Había muchas expectativas. Pero para el equipo creativo, la mayor parte del trabajo estaba hecho. La directora me ofreció ocuparme junto con Xavi de las redes para llegar a la población más joven a tiempo real.

- Lo que tienes que demostrar es seguridad como la mujer empoderada que eres. No quiero que te amilanes y des un paso atrás- me aconsejó Clau por teléfono- Me tienes que prometer que vas a pasar de Villamil, Afri. Que no le vas a dejar ni una puerta abierta a ese imbécil.
- ¡Clau! No le llames así. Lo que pasó no fue su culpa.
- Lo sé, pero prefiero que caigas en ese extremo y no en el opuesto, que sería volver a enamorarte.

Clau fue la única que se enfadó con Villa cuando lo dejamos. Dijo que no era forma de hacerlo y que me había estado mareando. Fue su forma de apoyarme. Estar conmigo o contra mí. Y estar contra él era estar de mi lado. No tenía término medio.
- Sabes que soy comedida. No me va a pasar. He cambiado. Y él también lo habrá hecho.
- No voy a poder dormir hasta que me digas qué ha pasado.
- Ni se te ocurra esperar. Acabaremos tarde y será agotador. Mañana te cuento.
- Te mando todo mi amor y fuerza, amiga.
- Gracias. "Todo saldrá bien".

Durante el programa, Xavi y yo estuvimos actualizando el contenido en redes.
- Mira, acaba de decir tu frase- apuntó mi compañero ante un comentario sarcástico del presentador.- Qué buena.

Llegó el momento de presentar a Morat.
- ¿Te importa ocuparte un rato tú?- le pedí.
- Qué raro. Una fan de estos niñatos...

No le contesté. Me acerqué al televisor. Allí estaban los cuatro: Isaza, Villamil, Simón y Martín.

Villa se había dejado barba. Estaba muy guapo. Saludaban al público. Isaza con su típico sombrero y Simón con sus gafas de pasta que le daban ese aire intelectual. Al escucharles hablar con ese acento suave y con ese desparpajo ante la cámara, se me puso la piel de gallina. No por nada. Sólo me alegraba de verles. Estrenaban canción en directo. Se titulaba "¿A dónde vamos?"

Palidecí al escuchar la letra. Puede que estuviera paranoica. Lo más probable es que lo estuviera. Pero juraría que la canción hablaba de nuestra historia, de cinco años atrás. Sentí una punzada en el corazón.

"Serénate, Afri" me dije. ¿Y qué que hablara de nosotros? En algún sitio tienen que buscar inspiración para componer. Era bonito que lo recordaran. Además, era una canción alegre, viva. Sonreí.

- ¡Hey, novata! Te están venga llamar al móvil. Varias veces. Atiende, no vaya a ser una urgencia.

Miré mi teléfono. Era Clau.

- Disculpa un momento, ahora vuelvo- me excusé.

Xavi me hizo un gesto de que todo estaba bien y salí al pasillo.
- ¡Clau! Estoy trabajando. ¿Qué pasa?
- No los has escuchado ¿verdad?
- Sí, claro que los he oído. Trabajo aquí- le recordé.
- ¿Y estás bien? No te has sentido... ¿IDENTIFICADA?- preguntó poniendo especial énfasis en el adjetivo.
- Sí... Es posible. Pero no pasa nada... Te tengo que dejar ¿vale? ¡Gracias por llamar! Besitos- y colgué.

Aquella conversación podía alargarse más de la cuenta y debía volver al trabajo.

El programa finalizó. Hicimos un piscolabis en una de las salas para el equipo. Suspiré tranquila. No habíamos coincidido. No había sido intencionado por mi parte. Simplemente, Dios no había querido el reencuentro. Ya está. Así era más fácil.

Salí con Xavi y Núria hacia su coche. Nos habían felicitado por nuestro trabajo y eso era más de lo que podíamos esperar.

- Otro día deberíamos celebrarlo. Hoy estoy agotada- les dije a mis compañeros.

De pronto, una voz familiar a mi espalda:
- ¿Afri?
Me giré y me topé de frente con Isaza que salía del camerino. Me sonreía.
- ¡Isaza!- exclamé y corrí a abrazarlo sin pensar, sin más opción. Del impulso, le tiré el sombrero y casi le tiró a él también.
- ¡Qué alegría verla! ¿Qué hace acá? - dijo acogiendo mi abrazo y manteniendo el equilibrio.
- Trabajar. Formo parte del equipo creativo.- expliqué señalando a Xavi y a Nuria- Ven. Te presento.- dije sabiendo que Xavi se había quedado triste por no poder verles.
- Ahora entiendo que tuvieses tanto interés- me dijo Xavi - Qué calladito te lo tenías.
- Oiga, pero que bueno verla. ¿Cómo está?- Isaza seguía alucinando

En ese momento, salió Martín. Que al vernos con Isaza, nos sonrió y nos hizo un gesto con la mano mientras se acercaba.
- Adivine, adivine quién es...- le dijo Isaza- Es África.
- ¡Ay sí! ¡Qué bueno conocerte en persona! He escuchado hablar y he visto fotografías... De cuando los inicios de la banda en Madrid.

Miré a Isaza con ternura. Era tan bonito que mi recuerdo formara parte (una pequeñísima parte) de la historia del grupo. Él me sonreía y me miraba con tanto cariño que tuve que volver a abrazarle.
- ¡Qué bonito volver a veros!- solté con alegría.

Había imaginado mil veces ese momento y en ninguna de ellas fue tan fácil, tan espontáneo, tan bonito...

Entonces, salieron Villa y Simón vacilándose y empujándose. En cuanto Simón me vio, sonrió y corrió a abrazarme.
- ¡Hermanitaaaaa!! ¡Qué sorpresota! ¿Qué hace acá? ¿Ha venido a vernos? ¿Cómo están todos? Los extrañamos muchísimo. Nuestras personitas de la buena suerte.
- Pero déjala hablar, hombre- le advirtió Isaza.

Sin embargo, yo ya me había vuelto hacia Villa, esperando algún indicio de cómo comportarme, pero nada... Creo que se había bloqueado. Así que actué con naturalidad y le abracé como al resto.
- Me alegro de verte. ¿Cómo estás?
- Aish... Que me quedé en shock y no me salen las palabras- reconoció.
- ¡Y mira que es difícil dejar sin palabras a Villa!- rió Martín

- ¿Nos podemos sacar una foto con vosotros?- pidió Xavi.
- Claro, cómo no. Con lo bien que nos han tratado, además- respondió Isaza.- Son del equipo del canal.

Nos pusimos para una selfie. Isaza me abrazó de un lado y Villa se puso al otro. Me puse de cuclillas para no tapar a nadie y después de varias fotos, casi pierdo el equilibrio y me tuve que apoyar en la rodilla de Villa para no caer.
- Qué me mato- exclamé y le sonreí.
Él me devolvió la sonrisa y me ayudó a levantar.

- Nos tenemos que ir- se despidió Núria- Un placer haberos conocido. Que os vaya muy bien y éxito con el próximo disco.
- Muchas gracias. Esperamos que les guste- contestó Simón.
- Oiga, Afri, pero a usted la acercamos nosotros y nos cuenta un poco más sobre su vida.- se ofreció Isaza.

Dudé. ¿Qué debía hacer? ¡Clau, dónde estás cuándo más te necesito?! La verdad es que me sentía tan feliz y tan a gusto con ellos... pero no sabía cómo se sentía Villa. No había reaccionado de ninguna manera.
- Diga que sí. Madrid ya la conocemos de su mano, pero Barcelona todavía no- habló Villa para el asombro creo que de todos.
- Venga, ¡me habéis convencido!- me animé.

Al otro lado del banjoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora