Mi vecino me espía [✔]

Capítulo 33

Narra Purre

— ¿Te lo pasaste bien? —pregunté acompañándola hasta la puerta.

—Genial. Gracias por todo, Purre. —respondió y sonreí por decimocuarta vez.

Si alguien de mi familia me viera sonreír tanto se creería que tengo un problema cerebral.

Acortó la distancia entre los dos y me besó dulcemente. Llevaba todo el día haciendo aquello y sin duda, me traía loco.

—Buenas noches, Pili. —susurré a escasos centímetros de su boca.

—Buenas noches, Purre. —dijo y la vi pasar el umbral de su casa.

Ataque de felicidad en tres, dos, uno...

Bajé las escaleras dando saltos y bailando hasta que vi frente a mí como una señora con un perro me miraba de mala manera.

—Que tenga linda noche. Ojalá su marido la regale algo hoy porque se lo merece, señora. ¡Bonito perro por cierto! —me dirigí a ella con tanta alegría que se asustó más.

El perro se alejó de mi cuando quise acariciarle.

—Estos muchachos de hoy en día están cada vez más drogados. —la escuché decir de lejos mientras yo andaba feliz hacia mi casa.

—Hola campeón. —le saludé a Thor nada más abrir la puerta.

Él comenzó a saltar en mis piernas y justo una llamada entró en mi celular.

—Hola hermanita. —saludé a Elizabeth.

— ¿Estas borracho? —preguntó sin decirme un "hola".

—Emmm, no. —respondí subiendo las escaleras para ir a mi cuarto.

— ¿Te has vuelto a drogar? —comentó de nuevo.

— ¡No!

Lo puse en manos libre y me comencé a quitar la ropa.

—Entonces, ¿por qué me tratas tan bien? —quiso saber.

—Oye, tampoco soy tan mal hermano. —me quejé mientras me ponía los pantalones del pijama.

—Bueno, si vos lo decís... —habló con acento argentino.

No recordaba a mi hermana con el acento.

— ¿Has vuelto a hablar como antes? —me reí.

—Sí, mi novio actual es argentino y me lo pegó de nuevo. —la escuchaba mientras me tumbaba en la cama.

—Che, boldua. ¿Qué novio? —dije abriendo los ojos.

—Te acordas cuando hace unas semanas fui a tu casa y vos como bien pendejo que sos me gritaste "No me dirijas la palabra Eli". —hablaba mientras yo observaba a Pilar como se desenredaba el cabello.

—Aja. —contesté.

—Ese día iba con todas las ganas de decírtelo, pero te comportaste como Purre el insoportable y.... ¿Me podes decir que estás haciendo? —chilló al final.

— ¡Ay no me grites! —respondí igual. —Y no estoy haciendo nada.

—Sí, estás haciendo un ruido raro con la boca. —insistió.

—Es... Thor, no yo. Apártate Thor. —contesté y mi perro me miró desde el suelo con duda.

Al ver la luz de Pilar apagada se me fue la sonrisa.

Hablé con mi hermana casi una hora y la admití que me gustaba alguien.

Estuvo insistiendo en que llevara a la chica, ósea Pilar, a la comida familiar de este fin de semana, pero no estaba seguro.