Me gusta usar pantalones entubados y más si son negros. Siento que se ven mejores que esos aburridos cortes rectos y de campana, por eso siempre los uso. Tengo la pierna cruzada mirando el reloj sobre la cabeza del profesor a quien le dejé de poner atención hace mucho rato. No es que no me interese lo que dice, sino que simplemente ya lo sé. Venir a la escuela para que te repitan una y otra vez la misma clase se me hace una estupidez y una pérdida de tiempo.
Por eso salgo con mi mochila 5 minutos antes.
Camino por los corredores custodiados por casilleros a los que me han empujado tantas veces. Más de la mitad lo ha hecho Aaron. Es el típico chico rudo de la escuela, el típico malote que conquista a las chicas más lindas. Y no sólo a ellas. Debo admitir que es un placer a la vista. Es alto y muy delgado, sus ojos son grises y su cabello castaño, peinado de manera rebelde, hace que aguante la respiración cuando pasa. Él también usa pantalones entubados y sudaderas como yo cuando no trae su equipo de americano, pero, a diferencia de él, yo no tengo el cabello castaño, sino blanco. Me encantaba como se le veía a un chico en una película, así que decidí teñírmelo.
Camino al baño que está vacío y limpio. Me miro en el espejo un segundo y veo mis ojos negros. Es como si mi reflejo me preguntara "¿Estás seguro de lo que estás haciendo?"
-No.-respondo en voz alta pero no pienso desistir. Lo he hecho varias veces pero nunca se me quita la emoción y la excitación antes de empezar.
Entro en el cubículo de en medio y me siento en la tapa. Me bajo el pantalón y de mi mochila saco un pequeño botecito de gel lubricante. Me pongo un poco en los dedos y lo unto entre mis piernas, esparciéndolo bien y en todas partes.
Escucho la campana y mi corazón se acelera y da un vuelco.
Falta poco.
Detrás del despachador de papel hay un agujero de unos 4cm de diámetro. Lo encontré hace unas semanas y fue cuando tuve la idea de venir aquí después de clases y… bueno, divertirme un poco.
Nadie sabe que soy yo quien está de este lado, ni yo sé quien está del otro. A veces veo lo Converse de algunos chicos, pero la mayoría en esta escuela los usa.
Pongo más gel en mis dedos y comienzo a meterme uno por uno. Primero el índice. Siento como mi agujero se contrae, impidiendo que entre, pero lo empujo con más fuerza y comienzo a masajear. Lo saco y lo meto, sintiendo como las contracciones ceden y meto dos dedos. Me siento como una actriz porno cuando me fingereo y eso me prende un poco más. Siento como crece mi erección pero no puedo tocarme, no hasta estar solo.
Cuando estoy masajeándome con tres dedos adentro escucho como el cerrojo de la cerradura cede.
Unos pasos se acercan al cubículo de al lado y esperan unos segundos en la puerta, como dudando si entrar o no. Al final entran y escucho como una cremallera se baja.
-Vamos.-dice quien está al otro lado y me lanzo a la acción.
Por el agujero entra una erección conocida. No es muy grande, apenas unos 10cm pero no me niego. Es imposible negarse cuando tienes un pene en tus ojos, erecto y con gotitas de pre-semen en la punta esperándote. Es imposible cuando ves el vello púbico en el saco y el pubis. Es imposible cuando ves los vestigios de un increíble abdomen marcado y unas líneas "V" que van desde la cintura a la entrepierna.
Comienzo a chuparlo, primero un poco, dejándolo con ganas de más. Como no está circuncidado, meto mi lengua entre su piel y la glande. Escucho un suspiro y un manotazo en el panel de metal naranja que nos divide. Lo meto más a mi boca hasta que mi nariz toca sus rubios vellos púbicos.
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Eres mío
Teen FictionCoby es un chico de cabello blanco acosado por el peor chico de la escuela hasta el punto que llega a ser su esclavo... sexual. Coby se debate entre la espada y la pared al conocer a un chico que lo hace sentir feliz y protegido. ¿Elegirá Coby al br...