Siento mi garganta inflamada por las lágrimas que he tratado, inútilmente, de retener. Mis manos tiemblan al recordar la profundidad de la sangre, de la rigidez de sus dedos, de su mirada muerta. No he dormido desde aquel día, mis sueños son bizarras combinaciones de realidad y grotesca fantasía, no logro descansar. Al mirar mi reflejo en cualquier superficie, pudo notar grandes marcas oscuras bajo mis ojos, los cuales están irritados y llenos de venitas rojas. No logro comer, no siento hambre. Cuando trato de tragar algo de comida, mi garganta lo impide. Es como si mi cuerpo rogara por dejarse vencer, por dejarse morir. Me cuesta trabajo levantar los pies al caminar, mi andar ahora va acompañado del sonido que hacen mis tenis al arrastrarse. No quiero nada, pero necesito tanto. Cada bocanada de aire me ahoga más, es como si alguien me tuviera cogido de la nuca y me sumergiera en una pileta llena de agua, cuidando de no matarme, dándome aire solo cuando es extremadamente necesario para seguir prolongando mi sufrimiento.
Quiero cerrar los ojos, quiero acurrucarme en una esquina cálida, sentir sus brazos a mí alrededor y poder olvidar todo, desvanecerme y dejar de ser lo soy, sentir como poco a poco mil piel se hace más blanda hasta convertirse en aire.
Aire.
-¡Coby! Dios, tienes algo serio. No puedes dejar la realidad tan a menudo, deberías ver a un doctor, además, estás adelgazando mucho.
-Lo sé, iré… iré a un doctor-miento, mentir es una parte fundamental de mi vida ahora. Si mientes y finges que te preocupas por ti, la gente te deja de molestar.
-¿Qué tal el café?
-Rico, aunque está frío-otra mentira. No lo he probado desde que lo han traído a mi mesa.
-No me sorprende, lleva en tus manos más de media hora.
El murmullo de las personas a mí alrededor se hace atronador. Son demasiadas voces incomprensibles que ruegan por ser escuchadas.
-Tome el autobús y no imaginas a quien vi…
-Odio a la maestra Rosasharn, literalmente es una…
-Quiero más, ¿puedo pedir más?
-Recoge eso que tiraste, tu tía vendrá en cualquier momento…
El chillido de un bebé en brazos de una madre que no le presta atención me tensa como una cuerda. Sus berridos me penetrar la cabeza como un clavo que se incrusta poco a poco en mi cerebro. La madre habla con otra mujer y ríe mientras su bebé se pone rojo tratando de captar la atención. Mis manos se convierten en puños. El bebé toma aire y llora con el doble de fuerza, la madre sigue sin prestarle atención, el murmullo incrementa, el ambiente es asfixiante, otro berrido del niño suena como el de un cerdo siendo sacrificado, un cubierto de metal cae con estrépito, risas, murmullos, sorben el café sin cuidado, Coby, el niño no deja de llorar, Coby, la luz es muy intensa, Coby, no puedo respirar.
-¡Coby!
-¡¿Qué carajos quieres?!
El murmullo disminuye y ojos inquisitivos me miran. Volteo a verlos con actitud retadora, mostrando los dientes y bufando.
-Coby, tranquilo, ¿sí?-su mano tibia me toca el antebrazo-, tranquilo.
-Lo… siento, Sean.
-Está bien, entiendo lo que estás sintiendo-yo sé que no lo sabe, solo lo dice por simpatía, porque se preocupa por mí, pero no sabe lo que siento, nadie lo sabe-vámonos.
Me levanto como un rayo y salgo del restaurante. El bebé sigue llorando, rogando por atención.
**
Sean me toma la mano y caminamos juntos.
-¡Cielos! Estás helado-me dice apretando mi mano con sus palmas, tratando de entibiarla.

ESTÁS LEYENDO
Eres mío
Teen FictionCoby es un chico de cabello blanco acosado por el peor chico de la escuela hasta el punto que llega a ser su esclavo... sexual. Coby se debate entre la espada y la pared al conocer a un chico que lo hace sentir feliz y protegido. ¿Elegirá Coby al br...