Vaya que Aaron me sabe coger. De verdad la forma en que se mueve es única e increíble. Siento como entra en mí y como me toca desde adentro. Lo que más me gusta es sentirme vulnerable ante él, sentirme a merced de lo que quiera hacerme. Él sabe que puede hacerme lo que quiera y que no haré nada para impedirlo y creo que eso lo excita más. Él es mi macho dominante.
Después de que me coge alrededor de cuatro horas seguidas siento mi agujero adolorido y húmedo. Se ha venido tantas veces dentro de mí que cuando me muevo escucho como se mueve su semen en mi interior; se oye como si hubiera tomado mucha agua.
-Eres una perrita aguantadora-dice entre jadeos-, debo admitir que no dejas de impresionarme.
-Gracias, me gusta complacerte.
-Sí, más bien te gusta que te llenen de leche caliente, perra, pero está bien-responde. Se sube los pantalones y se pone la playera-. Ya puedes irte a tu casa. Mañana te veré a las ocho en el campo de football de la escuela. Tengo partido y quiero verte apoyándome en las gradas, ¿ok?
-Sí, ahí estaré, lo prometo.
-Además, ya le prometí a los chicos que irás a los vestidores.
Siento como mi corazón comienza a bombear adrenalina y emoción. No logro evitar dar un brinquito de felicidad. Aaron suelta una risita y me besa la frente, después me lleva a la salida. Cuando estoy afuera cierra la puerta y yo camino hacia mi casa por la calle iluminada por la luz blanca de las farolas.
Cuando llego a mi casa me meto a mi cuarto y cierro la puerta con seguro. Quiero sorprender a Aaron y a los chicos de football con algo nuevo, pero no sé qué. Camino de un lado a otro pensando en que les gustaría que hiciera para sorprenderlos hasta que se me viene a la cabeza una idea genial.
Al día siguiente me perfumo y me peino el cabello blanco. Quiero verme guapo para mi hombre y sus amigos. No quiero avergonzarlo.
Llego a las siete cincuenta y seis y me siento en una de las gradas de adelante. El campo de la escuela está abarrotado de gente que viene con mucha energía y listos para divertirse. Cuando veo salir a Aaron me pongo de pie y aplaudo. Es el más guapo de todos. Su uniforme se ajusta perfectamente a su figura y los shoulders hacen que se vea más fuerte e intimidante de lo que ya es. Admiro a los demás jugadores que, en unas pocas horas, estarán cogiéndome en los vestidores. Son fuertes y atractivos, muchos de ellos tienen un lado de la cabeza afeitado, otros cuantos tienen el cabello hasta los hombros y otros lo tienen normal y alborotado. En lo que más me fijo es en sus enormes piernas musculosas y en lo ajustado de sus pantalones. Son una variedad de chicos que siguen al macho alfa: Aaron.
Mí macho alfa.
El juego dura una eternidad para mí. El equipo de la escuela derrotó al visitante por una demoledora cantidad de 65-12. Veo como la gente comienza a irse y como me voy quedando solo. Espero la señal de mi hombre para bajar y complacerlo como se merece por haber ganado.
Veo que platica con otros seis chicos y luego me apunta con el dedo. La vista de todos se centra en mí y siento como la sangre se me acumula en las mejillas. Aaron me dice con el dedo que baje y lo hago. Salto las gradas una a una y llego a la orilla del campo. Me paro justo en la línea blanca.
-Acompáñanos-dice Aaron y me guía tomándome por la cintura. Los otros seis jugadores lo siguen por detrás.
Entramos por unas puertas dobles de color carmín al edifico de la escuela. Aaron me toma de la mano y me conduce por una serie de pasillos hasta llegar a las duchas y los vestidores. Me quedo en el centro y los jugadores me rodean. Están sudados y sus uniformes están sucios, me miran como mirarían al balón en medio de una jugada decisiva.
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Eres mío
Teen FictionCoby es un chico de cabello blanco acosado por el peor chico de la escuela hasta el punto que llega a ser su esclavo... sexual. Coby se debate entre la espada y la pared al conocer a un chico que lo hace sentir feliz y protegido. ¿Elegirá Coby al br...