𝔣𝔯𝔦𝔞𝔟𝔩𝔢 ; 6

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Ryunah no volvió a ir al edificio de su cuñado luego de que Yoongi y él hablaran acerca de que tal vez habían cometido el error de llevarla a un lugar cuando ella aún no estaba lista en socializar con más alfas que no sean sus familiares. La pareja y la omega se encontraban cenando en el comedor de la casa mientras hablan de las otras posibilidades que les había dado la doctora Shin, la terapeuta de Ryunah.

―Puede ir conmigo a la firma ―habló Yoongi.

Jimin hizo una mueca ―. Ahí hay demasiados alfas.

El mayor suspiró pesadamente, ella simplemente jugueteó un poco con su comida. Se sentía un poco impotente en no saber cómo hacer que sus mayores no se sintieran presionados en ayudar a alguien como ella a encontrar su sitio para que se sintiera cómoda al rededor de otros alfas.

―Encontré que buscan a alguien para que toquen el piano en una agencia de idols ―terminó por mormurar Ryunah en voz queda, llamando la atención de los dos mayores que se encontraban en el lugar.

―¿Una agencia? ―preguntó Yoongi con una ceja alzada ―. ¿Como la de Minnie?

La omega menor se encogió de hombros ―. Sí, en realidad es la agencia de las chicas a las que Jimin les hizo el nuevo concepto.

Yoongi y Jimin se mieraron por un momento, comunicándose de esa manera en que una pareja predestinada podía hacerlo. Ryunah ya no se sentía incómoda por sentirse fuera del grupo, luego de tantos años se había acostumbrado a lidiar con ese tipo de comunicación entre ellos dos.

Tiempo después, Ryunah se encontraba saliendo de la ducha. El sol ya se había metido. Su habitación era tranquila, no había desastre en ella y las cosas estaban en donde tenían que estar. Ella jamás había tenido problemas para mantener su lugar limpio, por ello, sus hermanos mayores para hacerla molestar, siempre dejaban desastre en ella. Como resultado, uno tenía una cicatriz en el brazo y el otro en la clavícula. La omega era mucho más ruda que cualquier alfa que habían conocido.

El suave sonido de unos nudillos golpeando la madera llamaron la atención de la chica, alzando finalmente la mirada del libro que había estado leyendo desde hacia unos días. Su hermano mayor, se encontraba recargado en el marco de la puerta, mirándola como si un padre mirase a su hijo enfermo y se sintiera impotente por no saber cómo ayudarlo. Ryunah odiaba ver ese sentimiento detrás de los ojos del alfa. Creía que no era el deber de nadie de las personas que la rodeban sentirse así.

―Respeto tu privacidad tocando la puerta, pero reafirmo mi autoridad como hermano entrando de todos modos ―habló el mayor con una pequeña sonrisa ―. Traje chocolate y galletas.

―Odiamos las cosas dulces ―se quejó la menor mientras tomaba una taza de chocolate caliente.

―No, pulgosa, odiamos echarle azúcar al café ―un ronco ronroneo brotó de sus labios ―. O más bien, tú me copias, como buena hermana menor que eres.

Ese comentario, más las hormonas que el alfa estaba soltando para tranquilizarla. A Ryunah le costaba demasiado estar cerca de alfas, pero ella jamás había tenido ningún problema con estar en una familia llena de alfas.

Oye, tranquila, tranquila, sabes que no te haremos nada malo, preciosa habló aquella beta con voz dulce.

La pequeña omega se quedó en su lugar, escondida detrás del armario. Sus ojos se movían de un lado hacia otro. Lo único que podía ver era una placa metálica en el pecho de la beta.

Ryumwo balbuceó ella, con los ojitos completamente llenos de lágrimas ―. Ryumwo. ¡Ryumwo!

―¿Crees que pueda hacerlo? ―preguntó ella con voz queda.

Ambos hermanos  se encontraban recostados en la cama, mirando el techo que asemejaba uno de los teatros más importantes de orquestas en Europa. Cuando Ryunah se mudó de la casa de sus padres en Daegu, a la casa de su hermano en la capital, el alfa había mandado a imprimir demasiadas imágenes para poder pegarlas en el techo de la que sería su nueva habitación. Una luz tenue iluminaba siempre la habitación cuando el sol se metía por completo.

―Claro que puedes hacerlo, Luna, eres una Min después de todo, nosotros podemos hacerlo todo ―habló el alfa con voz de hermano orgulloso ―. Nosotros tenemos swag, ¿lo olvidas?

Ryunah rió levemente ―. ¿Mamá y papá también tenían el mismo swag que nosotros? Porque Jungi no tiene nada de swag, ¿estás seguro de que no es él el adoptado?

―Mamá es la del swag, ¿no recuerdas lo que te dijo cuando éramos niños y preguntaste cómo es que llegan los bebés?

―Ella dijo que los encontró en un puente, que los niños aparecen en los puentes. Entre más feo el puente, más guapo sería el bebé cuando creciera ―una sonrisa apareció en los labios de ambos hermanos ―. Pero creo que mamá los encontró en el puente Han, porque ustedes salieron muy feos.

―¡Yah, Min Ryu Nah, si yo soy el más guapo de los tres!

Las carcajadas que la pequeña omega soltó ante aquel comentario y luego de que su hermano mayor la despeinara, hicieron que el corazón del omega que se encontraba al otro lado de la puerta, escuchando la conversación, pinchara de una mezcla de emoción con orgullo. Estaba demasiado feliz por haber accedido a ser parte de la familia Min.

☽☾

Jungkook bajó del auto de su hyung después de despedirse de él con un movimiento de las manos. Hoy era su tercer día trabajando para Park Jimin, como el nuevo fotógrafo. Hoy era el día en que comenzarían con el photoshoot del nuevo concepto para el grupo de chicas a las que la agencia representaba.

El joven alfa se sentía ligeramente emocionado por la idea de iniciar aquel concepto, pues tenía que admitir que la idea de tener que ir hacia unas vías del tren, con hierba seca alta, pero con algunas plantas bonitas. Jimin ya había ido a explorar el lugar y lo que había encontrado le había encantado, el omega estaba tan seguro de que le gustaría al representante de las chicas, que no había duda alguna de que sería un éxito.

Sin embargo, toda la emoción que había dentro de él se esfumó cuando escuchó la charla que tenía Jimin con el alfa ―de pacotilla― en la oficina.

―Le ofrecieron dar clases de piano en una escuela ―respondió Jimin con una sonrisa.

―¿Y quién será tu asistente ahora? ―preguntó Sehun, sin darse cuenta que Jungkook los estaba escuchando.

―Ella ―soltó una risita ―. Me ha organizado todo en la tableta, recordatorios, anuncios, citas, llamadas por hacer. ¡Todo! Sino fuera porque sé que el piano es muy importante para ella, no la hubiera dejado ir.

A pesar de que Sehun se había tragado esa incompleta mentira, Jungkook no lo hizo para nada. Había algo en el timbre de voz del mayor que le indicaba que tal vez había algo más detrás de esas palabras. Y él tenía que buscar mucha más información acerca de la omaga insolente que no lo dejaba dormir, ni dejaba que su lobo estuviera tranquilo.

☽☾

―Hyung, dijiste que conocías a Min Yoongi desde que estabas en la universidad, ¿no es así?

El alfa con hoyuelos, miró con la boca llena de arroz y pollo hacia su dongseng ―. Hola, a ti también, ¿cómo estuvo tu día? ¿Qué tal la sesión de fotos?

El menor viró los ojos mientras se quitaba los zapatos y se colocaba sus pantunflas de casa.

―Hola, hyung, mi día estuvo bien, la sesión estuvo bien, bla bla bla ―habló el chico con voz monótona ―. Al punto, hyung, ¿eres buen amigo de Min Yoongi?

―Somos colegas de firma, Kook, ¿por qué la du...? ―entonces el mayor abiró la boca, algunas migajas de arroz cayeron de su boca ―. Ah, no, te dije que no te involucraras con Ryunah.

El muchacho se quedó estático en su lugar, completamente indignado ―. ¿Por qué no puedo relacionarme con ella? ¿Crees que no soy un buen alfa para ella? ―ahora estaba molesto ―. Joder, Namjoon hyung, ella es. Lo sé.

Namjoon abrió los ojos como platos ―. ¿Te refieres a que...?

―Sí, sí, sí, sí ―insistió el muchacho ―. Ella huele a limón y canela, a té de limón y canela.

friable | ʲᵘⁿᵍᵏᵒᵒᵏWhere stories live. Discover now