friable | ʲᵘⁿᵍᵏᵒᵒᵏ

𝔣𝔯𝔦𝔞𝔟𝔩𝔢 ; 11

A la mañana siguiente, Ryunah abrió los ojos lentamente, despertada por el calor que su cuerpo sentía y la presión que se ejercía en su cintura. No se sorprendió haberse encontrado con la mandíbula marcada del alfa. Antes de abrir sus ojos, su esencia la había embriagado. Pero, si era honesta, le había costado más tiempo el abrir los ojos, pues tenía miedo de que, al hacerlo, él ya no estuviera y todo hubiera sido una recreación por su imaginación. Suspiró pesadamente antes de levantarse. Le dolía la cabeza y su pómulo.

Para cuando miró su reflejo en el espejo del baño, los recuerdos de la noche pasada, la golpearon fuertemente. Obligándola a sostenerse por la encimera.

Ponche. Alfas. Callejón. Lamida. Golpes. Asfixia. Jungkook. Alfa. Alfa. Alfa. Alfa. Tú, eres mi alfa.

—Estúpida, estúpida, estúpida —se repitió varias veces entre susurros.

¿Cómo era posible que llegara a tanto? ¿Tenía que estar siempre en peligro para ponerse así de débil? ¿Por qué había accedido a salir esa noche? ¿Por qué lo había llamado su alfa?

Intentando respirar con regularidad para calmarse, Ryunah se dio una última mirada al espejo luego de mojarse la cara. Una mueca apareció en su cara al sentir su aliento, así que robó un poco de pasta y usando su dedo, la esparció por sus dientes. Con una última gargara, salió del baño.

Se quedó congelada en su lugar cuando encontró que Jungkook seguía dormido, enredado entre las sábanas de color gris oscuro que tenía en su cama. Su torso estaba casi descubierto por la tela grisácea. Su cabello esponjoso, estaba hecho un desastre sobre la almohada y su boca estaba ligeramente abierta. La escena resecó la garganta de la omega, así que, soltando un gruñido, salió de la habitación lo más pronto posible.

Decidió que hacer el desayuno para el mayor y ella sería la mejor manera de mantener su mente ocupada, por lo que, haciendo un conteo mental de las cosas que encontraba en el refrigerador y alacena del alfa, comenzó por hacer la comida. Si bien a Ryunah no le gustaba el azúcar en su café, sí disfrutaba de los desayunos dulces, panqueques, fruta, café sobre todo, y pan francés es lo que ella disfrutó hacer. Ya que ha coexistido con un alfa a lo largo de su vida, en dónde también se le agrega su padre y hermano adoptivo, incluso podría decir que su madre, sabía que los alfas eran de apetito voraz a la hora del desayuno. Ella y Jimin eran los únicos que se conformaban con algo ligero.

Jungkook, por otro lado, entre sueños podía distinguir el aroma a algo dulce viniendo desde la cocina. Su primer pensamiento fue que Namjoon se encontraba haciendo el desayuno, por lo que simplemente dejó caer, completamente adormilado, la cabeza en la almohada contraria. Sus ojos se abrieron de par en par en el momento que el olor a té de limón con canela estaba en ese lugar. Fue ahí cuando despertó por completo y a tropezones, corrió hacia la cocina.

La imagen de ver a una omega, su omega, con su ropa y haciendo el desayuno, dejó un sentimiento cálido en su pecho. No estaba seguro si era por instinto o porque hacía mucho tiempo que alguien se adueñaba así de su cocina —regularmente, cuando Namjoon hacía la comida, solo era un poco de avena con fruta y café. Las únicas veces que alguno de los dos se detenía a hacer un desayuno decente era cuando venía la mamá de alguno de los dos de visita y tenían que actuar como dos adultos que se cuidaban de sí mismos —, pero no pensó demasiado antes de ir hacia ella, encerrar sus brazos alrededor de su cintura y esconder su nariz en la curva del cuello de la opuesta, justamente en la zona donde más se concentraba su olor a té de limón con canela.

—Ah, no, déjame disfrutar de este momento un poco más —pidió, casi a modo de ruego el alfa cuando sintió que la omega estuvo a punto de empujarlo lejos.

Ryunah al escucharlo hablar así y sentir el ronroneo, que él hacía, detrás de su espalda. Decidió dejarlo pasar, continuando con la tarea de seguir haciendo el desayuno.