Los años pasaron rápido. Marcos y Jorge, que estaban felizmente casados, estaban preparando la cena de víspera de Navidad. Y esperaban a Aiko y a Nelson quienes hacía poco llegaron de su vuelo.
Llamaron a la puerta y Jorge no tardó en ir a abrir. Recibió sonriente a sus amigos y les invitó a pasar; como esa noche era helada llevaban abrigos. Ambos amigos los colgaron junto a la puerta.
––¡Mucho tiempo sin verlos, muchachos! ––les dijo Jorge a ambos.
Nelson le dio un fuerte abrazo y Aiko le imitó. Marcos se aproximó para saludarlos; luego les invitó a sentarse para que descansaran.
Todos se sentaron en la sala para hablar del vuelo y de muchas cosas.
––Jorge ha estado todas estas semanas muy emocionado ––dijo Marcos con seriedad–– por su llegada. Temía que no vinieran a visitarnos.
Nelson se estiró de brazos. Tenía sueño. El viaje les había cansado.
––...la sobrecargo tiró sin querer una botella de vino abierta encima de una anciana ––concluyó Nelson luego de soltar una carcajada.
Los presentes rieron tras intercambiar miradas, pláticas y opiniones.
––¿Les parece si nos sentamos a cenar? ––preguntó Marcos minutos después poniéndose de pie e interrumpiendo la plática enseguida––. Deben estar hambrientos. El vuelo debió ser largo, aunque realmente quisiéramos que probaran lo que les hemos preparado.
Jorge asintió a Marcos cuando notó que sus amigos estaban de acuerdo. Tenían apetito y querían probar esa comida que olía deliciosa.
––Vayamos a la mesa ––dijo Jorge a ambos––. Y comamos mucho.
Aiko se sentó a la mesa junto a Nelson; Marcos y Jorge les imitaron.
––¡Qué delicioso! ––dijeron Aiko y Nelson al unísono luego de percibir el aroma delicioso y jugoso que emanaba por toda la estancia.
––Hicimos pavo ––comentó Marcos sonrojado––, aunque no sabemos realmente si llevamos a cabo la receta de Marlene. La verdad nadie podrá hacerlo como ella lo hacía ––miró a Jorge sonreír.
––Así es. Mi madre me heredó lo corajudo, más no nada de cocina.
Aiko rió y Nelson asintió al ver que Jorge estaba feliz, que se hallaba contento a pesar de que Marcos mencionara a su difunta madre; notó que la depresión de su amigo había quedado en el olvido.
Después de una rica cena: pavo ahumado, espagueti, puré de zanahoria y papa; además de un rico ponche, volvieron a la conversación, aunque esta vez no de cómo estuvo su viaje. Empezaron con algo mucho mejor; hablaron de cómo se habían conocido, de cómo habían afrontado todas sus adversidades e inclusive de cuando estaban en exámenes finales y de cómo se esforzaban por hacerle bromas a su maestra de algebra, pues la odiaban.
Todos dejaron los paltos en el lavabo, volvieron a la sala y decidieron continuar con la conversación en lo que hacían buen tiempo. Como era víspera de Navidad y faltaba hacer algunas cosillas, decidieron regresar a la sala, donde un pino verde se acentuaba.
––Compramos regalos para todos ––mencionó Jorge viendo a Nelson y a Aiko abrir los regalos cuando se los dieron––. Les gustarán.
Aiko recibió un abrigo café con franjas grises, abotonado y carísimo.
A Nelson le dieron un reloj de oro muy bonito y costoso. Le quedaba bien, algo que les presumió a todos después de que agradeció.
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Entre sábanas blancas ©
Ficção AdolescenteTres historias diferentes en donde cada uno deberá averiguar lo que es la felicidad. No todo es lo que parece y sabrán que es así en esta historia. Algunos jóvenes gay tienen la vida que muchos envidian, otros simplemente la desperdician explorando...