16 | El deseo más profundo del corazón

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❝The deepest desire of the heart❞

❝The deepest desire of the heart❞

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Sorprendentemente, tenía varios regalos a los pies de la cama el día de Navidad.

Lo primero que tomé fue un paquete pequeño de donde saqué una pulserita de color rojo que tenía un dije metálico con una A inscrita (era de Ginny). Debajo de ése, un paquete más grande y rectangular se hallaba envuelto toscamente: era un libro titulado Animales fantásticos y dónde encontrarlos, de Newt Scamander, y de inmediato supe que se trataba de un regalo de Hagrid.

Una caja circular y metálica, de parte de mi abuela 2.0, contenía distintos tipos de galletas, aunque predominaban aquellas de chispas de chocolate. A un lado de la caja se hallaba un paquete esponjoso de donde saqué un suéter verde limón con una enorme A de color blanca en medio; era de Molly, principalmente, aunque en la notita decía que era de todos los Weasley.

Debajo de todo, había dos paquetes más de distintos tamaños y, por alguna razón, tenía miedo de abrirlos.

Tomé el primero, el más pequeño, que consistía solamente en un sobre con una nota adentro:

Llamitas...

Bien, me iba a poner a llorar, o terminaría arrancándome todo el cabello o incendiando mis regalos.

Comencé de nuevo, tras tomar aire:

Llamitas:

Antes del almuerzo, te esperamos en el patio principal.

Fred y George

De acuerdo. Esperaba algo más elaborado.

Un poco molesta y decepcionada, pero no dejando que el mal humor me inundara, tomé el último paquete. Tenía forma de libro (resultó ser uno sobre hechizos sencillos que podías usar para hacerle travesuras a alguien) y me sorprendí al leer la nota que tenía metida en la primera página:

Adelaide:

Espero, sinceramente, que no pongas en práctica ninguno de estos hechizos porque eso conllevaría romper como treinta reglas; pero quería darte algo que te gustara.

Todavía recuerdo nuestra promesa, y espero que tú también la recuerdes.

Te extraña y te quiere,

Hermione Granger,
la del alambre de chocolate

Con unas inmensas ganas de llorar, guardé la carta bajo mi almohada y me cambié de ropa con la mayor rapidez que pude, no olvidando ponerme el nuevo suéter de los Weasley que me habían regalado. Tina, ya despierta, me observaba con sus enormes ojos azules y brillantes, inmóvil sobre mi cama.

Adelaide SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora