04 | Cumpleaños y ¡nos vamos a Hogwarts!

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❝Birthday and we're going to Hogwarts!❞

❝Birthday and we're going to Hogwarts!❞

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Me esperaba tensión a la mañana siguiente, un silencio sepulcral durante el desayuno que incomodaría a todos los integrantes de la familia; sin embargo, la manera en que amanecí fue imprevisible.

Ginny y los gemelos me despertaron haciendo sonar un espantasuegras justo al lado de mis oídos, provocando que gritara y lanzara un golpe al aire, que Fred, por fortuna, logró esquivar. Al instante, la melodía de Feliz cumpleaños comenzó a escucharse por la casa. George me colocó un gorrito con forma de corona que soltaba confeti automáticamente y Ginny se encargó de darme mis lentes.

Me sacaron de la cama, todavía medio dormida y confundida, y me sentaron en una silla que se habían traído desde el comedor hasta el tercer piso, donde estaba la habitación de Ginny. No supe cómo, pero los gemelos me llevaron cargando como si estuviera en un trono de vuelta al comedor, donde Percy, Ronald y los señores Weasley me esperaban frente a la mesa con un pastel enorme con diez velas colocadas cuidadosamente. Me dejaron en el suelo y todos cantaron la canción del cumpleaños, Fred y George exagerando un poco y Percy apenas murmurando la melodía. Cuando terminaron, tenía una amplia sonrisa en el rostro.

—Ahora, ¡una foto! —exclamó Molly, pidiéndonos después que todos nos juntáramos alrededor del pastel.

Ginny y Molly se pusieron a mi derecha e izquierda, respectivamente; los gemelos detrás de ellas y, detrás de mí, Arthur puso sus manos sobre mis hombros; Percy y Ronald se colocaron a los extremos de la foto. Agitando la varita del señor Weasley, la cámara vieja de la familia que revelaba la foto con movimiento en automático (ilegal a ojos del Ministerio, pero pasable en esta ocasión a ojos de Molly) se encendió y el flash me cegó un instante, antes de soltar un cuadrito por una rendija.

—¡Pide un deseo! —me dijo Molly, acercándose para tomar la foto de la cámara.

¿Qué podía pedir?

Tenía una asombrosa familia delante de mí que me quería como si fuera una más de ellos, mi padre me amaba y me había regalado una foto de mi madre cuando era una niña, acercándome más a ella. No me faltaba nada...

«¡Un puffskein!», soplé las velas.

Todos aplaudieron a mi alrededor y, por primera vez en su vida, Molly dejó que los chicos desayunaran pastel de vainilla, mi sabor favorito, con una tarta de melaza como postre, también mi favorita. Cuando terminamos, los señores Weasley sacaron una jaula cubierta con un pedazo de tela de la cocina, acercándose a mí. Al instante, enrojecí casi tanto como mi cabello.

—No tenían que...

—Fue un regalo en conjunto —me interrumpió Molly, haciendo un ademán con la mano para restarle importancia. Los dos dejaron la jaula delante de mí y todos me rodearon, a la expectativa de lo que me habían comprado—. Ginny averiguó lo que más querías y le enviamos una carta a tu padre, así que también cooperó él en esto.

Adelaide SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora