2. MAX

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Max abrió los ojos incluso antes de que sonase el himno odiado por todos. Se puso en pie y miró a David, que dormía en la cama cerca de la suya.

Su cabello era rubio oscuro y en aquel momento estaba despeinado, con cada corto mechón mirando a un lugar diferente. La piel del chico era de color canela dorada por el sol, era más bajo que él, pero aún así no era bajito y tenía un cuerpo fuerte, bien formado.

Lo que le gustaba más a Max del muchacho, a parte de su terco carácter, eran sus ojos. Eran de color pardo, como la miel al sol. Y prácticamente parecían amarillentos al sol. La mirada del chico era parecida a la de los tigres. Los ojos de un animal salvaje en una cara suave y redonda de niño bueno.

Soltó un suspiro de hastío por la situación.

¡Maldito niñato! ¿Cómo podía rechazarle? ¡A él! Nadie, jamás, en toda vida le había rechazado!

"Ya, bueno... Supéralo" se dijo a sí mismo apartándose del muchacho.

Se duchó, se puso el uniforme, se peinó y preparó. Y cuando el himno sonó, cogió su mochila y se marchó por la puerta sin decirle nada a David.

Al pasar al lado de un grupo de chicas se le quedaron mirando con lujuria adolescente y rieron como tontas. Pero no le dio importancia.

Se encontró con Nick en el pasillo, por lo visto había llegado temprano. Notó su mirada, entre dolida y de reproche. No tenía ganas de discutir así que siguió por el pasillo.

Pero por lo visto el chico SÍ quería discutir.

—Max —le dijo poniéndose delante suya, cerrándole el paso.

—Tengo prisa.

—Me da igual —le dijo Nick.

—¿Ah, sí? Podría ser algo importante.

—Lo de anoche...

—¿Lo de anoche? —repitió Max— Francamente, anoche no pasó nada, por tu culpa.

—¡Él no quiere! Me lo ha dicho, me dijo que no es gay y que...

—Tú tampoco querías —le recordó interrumpiéndole, le señaló Max acercándose a él mucho y bajando la voz— y al final, me parece increíble que tenga que recordártelo, casi me arrancaste la ropa.

—No fue así.

—¿Que no? —rio Max y al final Nick también— a ver si recuerdo bien. Me tiraste en la cama...me besaste y...

—El que casi me arrancó la ropa fuiste tú...—le susurró Nick mirando alrededor. Max le empujó con suavidad.

—Eso es verdad —dijo Max. Por un segundo recordó aquella noche en la que después de varias semanas de tensión sexual Nick había cedido a sus instintos.

Al principio le sorprendió que nada más entrar en la habitación le tirara sobre la cama, pero luego se hizo con el control de la situación y disfrutó de su victoria. Y disfrutaron de lo lindo. Vinieron a regañarles por el ruido que hacían.

—Pero este chico es diferente —le dijo Nick cortando el hilo de sus pensamientos—, De verdad no quiero que le hagas nada.

BAJO LA PIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora