11. NICK

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Nick abrió los ojos de golpe cuando oyó las risas en el pasillo, estaban haciendo mucho jaleo.

Alex llevaba allí una semana y solía hacer ruido cuando volvía por la noche a las tantas, pero nunca tanto.
Reconoció la risa de Alex al instante, pero había un chico con él.

La puerta se abrió de un tirón, y él se hizo el dormido.

Alex entró tambaleándose, tropezó y se tuvo que agarrar a la puerta para no caer al suelo.

Eso les provocó un sonoro ataque de risa a los dos chicos.

—Me lo he pasado muy bien —le dijo el otro chico, cuya voz le resultaba algo familiar. Por el rabillo del ojo vio como Alex le sonreía radiante.

—¡Vaya! ¿De verdad? —le preguntó.

—Sí... —le susurró el otro— ¿Me das un beso de despedida?

—No— le dijo el otro tranquilamente— Adiós, Marc.

Alex cerró la puerta. Iba demasiado borracho o demasiado drogado como para poder caminar de forma normal, tal vez era por una mezcla de las dos.

El chico se tiró sobre la cama y se quedó mirando el techo como embobado.

Decidió decirle algo.

—¿Te lo has pasado bien? —le preguntó intentando parecer indiferente. Alex le miró. Sus pupilas parecían más grandes de lo normal.

—He descubierto...por fin... —le dijo lentamente— Una cosa que se me da bien.

Nick le miró fijamente. ¿A qué se refería?

—No digas eso —le dijo— seguro que haces muchas cosas bien...

—Dime una de esas supuestas cosas —le dijo el chico. Pensó en qué decirle que se le diese bien. Pero no encontró ninguna. El chico era muy listo, casi todo lo que leía lo recordaba. Pero eso no servía para nada si luego en clase no hacía nada. No sabía jugar a ningún deporte, no pintaba bien, no tocaba ningún instrumento...Que él supiese lo único que sabía hacer el chico era aguantar mejor que él el aguardiente y sonreír a todas horas.

Bueno eso era antes, últimamente el chico sonreía cada vez menos, y cada vez tenía más momentos en los que se le veía serio o melancólico.Pensó que la mayoría de sus momentos de felicidad eran después de hacerse fumado unos cuantos porros o después de un chute de lo que sea que se metiese el chico cuando sabía por la noche... le pareció muy triste que esa fuese su única manera de sentirse bien. Recordó que la primera vez que había hablado con él le dijo que en la clínica le habían hecho "rehabilitación" para desintoxicarse, y que no había dado mucho resultado.

Por aquel entonces fumaba marihuana y tomaba algunas pastillas. Pero el chico cada vez tomaba más cosas y cada vez se ponía peor...

Tras el silencio Alex asintió.

—Ves —le dijo— soy un completo inútil, pero al menos sirvo como ejemplo de mal camino a los niños pequeños...

Alex se puso unas gafas de sol que sacó de su bolsillo y se sentó sobre la cama. Parecía que se caía.

—¿Alex, qué te has metido? —le preguntó preocupado. Alex rio.

—No te gustaría saberlo —le dijo poniéndose en pie con cuidado.

Nick bajó la mirada, no le gustaba nada eso, que Alex se hiciese daño por dentro de aquella manera. No entendía el motivo por el que se hacía eso a sí mismo, era como si su vida no le importarse...

Pensó que, de hecho, era como un suicidio a largo plazo.

Alex guardó las gafas bajo la cama. Y se dejó caer sobre ella.

BAJO LA PIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora