V. SECRETOS PT. 2

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Jungkook se encontraba absorto en sus pensamientos, sin embargo, eran como si su cuerpo y su mente funcionaran totalmente por separado. Sus ojos bailaban de un lado al otro, derecha e izquierda, analizando y sintiendo curiosidad por cada uno de los puestos de verduras, frutas, incluso ropa que lo rodeaban a cada paso que daba. Observaba y escuchaba atentamente a la gente gritando sin parar anunciando lo que ofrecían, sin importar que una bomba de preguntas sin respuesta inundaban su cabeza.

Esa fruta se ve muy fresca.

¿Cómo llegué aquí?

Ojalá tuviera dinero para comprar una camisa nueva, la mía está hecha pedazos ahora.

¿Qué estará haciendo mi madre ahora? ¿Habría alguna forma de regresar a mí casa?

Taehyung es tan extraño. Hoy me sonrió enormemente pero desde hace 20 minutos no me ha dirigido ni una sola palabra.

Que se joda Tlenian, ese no es mi hogar, ya no.

–¿Jungkook? –Taehyung cortó sin previo aviso el mar de pensamientos en su cabeza, colocando su rostro frente al suyo, intentando descifrar qué lo mantenía tan callado. –Si hay algo que quieras, no dudes en pedirlo –Informó incorporándose de nuevo al lado de Kook, su propuesta fue tan cálida, pero su tono tan...frío.

–No, no...estoy bien, muchas gracias –Contestó Kook sacudiendo su cabeza ligeramente.

–¡Lleven su tartalette! ¡Recién hecho! ¡Pasen por aquí! –Una señora logró captar la completa atención de Jungkook, su grito era lo suficientemente fuerte para sobresalir de entre la multitud y de otra docena de vendedores gritando disparejamente.

El estómago del azabache rugió con dolor, obligándolo a inclinarse un poco para apaciguar la sensación, estrujando su brazos sobre este al mismo tiempo.

–Hey, ¿Estás bien? –Taehyung se acercó desde lo lejos alarmante. Apoyó su mano sobre su espalda tratando de alguna manera, calmarlo. ¿En qué momento Tae se había alejado de él y regresó con una bolsa llena de cosas?

–Sí, sí, es solo que...

–¿Hambre? –Completó el mayor.

–S-sí...–Anunció ente susurros avergonzados.

–Me imagino, no has comido nada. Cuida esto –Le dijo extendiéndole la bolsa que llevaba consigo. –Regreso en un momento –Dijo alejándose torpemente hacia el puesto de comida sin perder la vista a el chico. –¡Dentro está una camisa nueva! ¡Sé que la necesitas! –Gritó a lo lejos.

Jungkook se quedó paralizado, cuánta vergüenza estaba sintiendo ahora, se sentía como un niño pequeño. Ese chico estaba comprándole comida, ropa nueva y él y su hermana le dieron un lugar donde dormir aquel día, ¿También pensaban dejarlo vivir ahí?

Lentamente Kook ingresó una mano en la bolsa y divisó, efectivamente, un camisón nuevo, idéntico al suyo pero sin las miles de manchas de suciedad y desgarres que sus actuales harapos tenían.

El delgado chico estaba tan agradecido, ¿Qué hubiera sido de él si no les hubiera encontrado al salir del bosque? ¿Dónde estaría ahora?

Las lágrimas fueron imposibles de contener en ese momento, todo estaba sucediendo tan rápido, pero a la vez tan lento. Pensar en el hecho de que hace poco se encontraba sobre la mesa de su casa, comiendo gustosamente del guisado de res de su madre que tanto amaba, mientras ella acariciaba su cabeza antes de depositar un tierno beso sobre su sien y ahora verse en esa penosa situación, le dolió en el alma.

Ojalá jamás hubiera tenido esta maldición. Ojalá nunca hubiera nacido.

–Te descuido 3 minutos y ahora estás llorando. Eres como un niño, tendré que mantener mi mirada sobre ti –Gracias por la ayuda, Taehyung. Pensó molesto. –Ten, come, necesitas energía –Gracias por la ayuda, Taehyung. Pensó agradecido. ¿Cuánto más le estaba debiendo a este chico?

EL MALDITODonde viven las historias. Descúbrelo ahora