Ten había vuelto a clases, como si nada hubiera pasado. Conversaba con sus amigos, se divertía. El ambiente de su salón hasta parecía más animado... hasta que dos personas entraron al lugar y mostraron, lo que parecía, placas de policía.
Después de intercambiar unas palabras con el profesor de Sociales se dirigieron a todos los chicos presentes.
—Como saben Lee TaeYong está en prisión, fue arrestado y supongo que todos lo vieron —hizo una pausa—. Todos son sospechosos de complicidad...
Varios murmullos interrumpieron al mayor, quien hizo una pequeña mueca de disgusto y suspiró, le hizo unas señas a su compañero, quien tomó su lugar y habló con la voz más clara:
—Tendremos que interrogarlos, irán saliendo conforme se les vaya pidiendo —un chico alzó la mano—... Es obligatorio, no pueden no participar.
Una voz se escuchó desde atrás de la clase. —De todas formas nuestro testamento no es válido —todo lo miraron, extrañados—... ehmm, por lo que somos... ya saben, menores de edad.
Todos giraron de nuevo a los policías, quienes se miraron entre ellos ante la interrupción de Moon TaeIl, quien normalmente no hablaba, ni siquiera cuando los profesores lo llamaban.
Algunos pensamientos sacudieron la mente de Chittaphon, quien empezó a temblar en su propio asiento, no paraba de decirse internamente que se calmara, pero no podía, no podía pensar en que todo iba a salir bien... de alguna u otra forma descubrirían todo, todo saldría a la luz y su vida estaría en ruina y...
—En este caso se hará una excepción, asi como se hace en... algunos casos.
Todo esto era muy extraño, pero aun asi todos asintieron sin problema.
—Entonces —indicó uno de los oficiales—, los llamaremos uno por uno, se espera que salgan rápido, no queremos perder tiempo.
Empezó, las manos del tailandés no podían estar quietas, lo único que pensaba era en todo lo que había pasado. ¿Cómo iba a pensar en otra cosa si están a punto de descubrirlo todo? El chico seguía con sus vanos intentos de calmarse.
—Chittaphon Lee-cha... Chittaphon Lee, salga.
Ten se levantó y salió silenciosa y lentamente, los dos investigadores lo estaban esperando, lo hicieron sentar y por un momento no le dijeron nada, lo cuál incrementaba los nervios del muchacho.
—¿Nervioso? —preguntó, el chico negó—. Bien, seré directo. ¿Qué relación tenías con Lee TaeYong?
—Mmm, era solo mi compañero, nunca intercambié muchas palabras con él —sonrió, pero no por felicidad o algo, si no porque necesitaba sacar la tensión de su cuerpo—. Una vez vino a mi casa a hacer un proyecto, pero nada m-más.
El más alto se rascó la cabeza con la punta del lápiz. —Bueno... continuemos. ¿Alguna vez lo escuchaste decir algo fuera de lugar?
"Sé sincero".
—Una vez —el tailandés respiró hondo—, fue a escondidas, lo escuché hablando por teléfono.
Parecía haber despertado el interés de los policías.
—¿Qué dijo? —preguntaron al mismo tiempo.
Hizo memoria.
—Q-que mataría a todos, si pudiera... menos a una persona.
—¿Qué más? —las miradas de los mayores se clavaron en los temblorosos ojos del otro, quien se retorció en su asiento—. ¿Qué más?
—No escuche más.
Uno de los policías se alejó, algo frustrado. El otro solo suspiró y habló. —Gracias por tu cooperación.
El tailandés se levantó para retirarse, pero lo detuvo el mismo tipo.
—No te vayas todavía —se giró hacia su compañero—. Interroga al siguiente, hablaré con este un rato más.
Ten tragó saliva. —¿Qué pasa?
—Necesito que me seas sincero, yo hablé con TaeYong en persona, ¿sí? —el mayor se restregó los ojos—. Sé lo que ha echo, sé cómo pensaba... y sobre todo sé lo que decía sobre 'un tailandés con bonitos ojos'.
—¿Disculpe? —Ten sintió como si un hielito le bajará por la espalda— No entiendo lo que me quiere decir.
—Tú, tú eres un tailandés con bonitos ojos... y por lo que dijo Lee, eran más que amigos.
Oh no.