-Capítulo 6-
—¿Es verdad? —volvió a preguntar el mayor.
—N-no —respondió Ten triste—, Taeyong inventa cosas.
El detective se acercó y le susurró el oído.
—Por como lo describió eres muy bueno en la cama —susurró Min—, hasta me hizo preguntarme... ¿Cómo serías en ese tipo de relaciones?
Se alejó, dejando a Chittaphon temblando de miedo. Cuando el joven se dio la vuelta para ver al Detective Ji irse, este estaba viéndolo, le guiño un ojo y desapareció tras la puerta.
No quería ir a su casa, no ahora, estaba sudando y temblaba de miedo, no quería preocupar a su madre.
Se hizo tarde y recibió la llamada de su pariente más querida.
—Mamá —saludó por le teléfono—... Me preguntaba si me podía quedar en casa de Kun hoy. Solamente esta noche, él me llevará al colegio mañana.
—Esta bien —accedió su madre—. ¿Cómo fue todo en la comisaría?
—Todo perfecto —se obligó a decir—, no te preocupes.
Mientras hablaba con su madre caminaba apresuradamente a la casa de su amigo, llegó jadeando, pero intentaba respirar normalmente.
—¿Puedo hablar con la madre de Kun? —preguntó su madre, sorprendiendolo—, no he habado con ella en años.
—En este momento esta ocupada —excusó el tailandés nervioso—, le digo que te llame luego, ¿esta bien?
Su madre accedió y se despidieron.
El chico timbró.
La voz de una mujer habló.
—¿Quién es?
—Chittaphon —respondió.
Sonrió al escuchar la puerta abrirse.
Entró y se encontró con la madre de Kun, estaba en ropa de dormir, pero ella no tenía vergüenza de estar así frente al mejor amigo de su único hijo.
—Hola Ten —saludó, lo abrazó—, ¿qué te trae por aquí?
—Hola —sonrió—, mmm, vine a dormir con Kun —se dio cuenta que eso sonó muy mal—, digo... una pijamada.
—Él no me dijo nada —la Sra. Qian sonrió—, sube esta en su habitación.
—Gracias... Mi madre quería hablar con usted.
—La llamaré enseguida —y se fue feliz.
Ten hizo un pequeña reverencia y subió.
Tocó la puerta de la habitación de su amigo, esta rápidamente se abrió, dejando ver un Kun preocupado.
—¿Ten? —preguntó cuando lo vio—, ¿qué haces aquí?
—Déjame quedarme contigo esta noche —le rogó entrando a la habitación, cerrando la puerta—, por favor.
Su amigo accedió rápidamente, mientras Chittaphon le explicaba lo sucedido comenzó a sacar una ropa de dormir extra.
—Cálmate —le dijo Kun—, cámbiate en el baño, lávate la cara y sal.
Hizo lo que le dijo, aunque la mayoría de veces peleaban, se querían mutuamente, eran casi como hermanos.
—Kun —llamó el tailandés saliendo del baño con la ropa que le dieron—, ¿me puedes llevar mañana al colegio?
El chino asintió. Qian Kun, tres años mayor a Ten, nacieron para ser mejores amigos, se complementaban a la perfección. Kun era maduro, era independiente y... tenía auto.
Sí, Kun era independiente y vivía con sus padres, ya era mayor de edad. No se quedaría por mucho más tiempo, simplemente estaba ahorrando para su departamento.
—Siéntate y cuéntame tranquilamente lo que pasó —dijo suavemente el mayor.
Se sentó a lado de Kun en la cama y le contó lo sucedido.
—¿Recuerdas a Taeyong? —preguntó el menor preocupado.
—¿Cómo olvidarlo? —preguntó—, hablaste de él dos meses enteros.
El tailandés se sentía un poco avergonzado ante eso, pero bueno.
—Hay algo que no te he dicho —admitió Chittaphon—, no te enojes pero...
Le contó todo... Kun era la primera persona a la que le contaba absolutamente todo.