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Enero, hace dos años.

—No sabes lo mucho que ya te echaba de menos.

—Ni que lo digas, estaba empezando a aburrirme del clima de **** y eso que he llevado las prendas mas veraniegas posibles.

De camino al parque, ambas se ponen al día con lo que hicieron en sus vacaciones, esta vez no pudieron pasarla juntas pero la distancia no supuso gran inconveniente; Reyna estuvo de viaje por la ciudad de sus abuelos paternos, mientras que Ana no tuvo mas que quedarse a seguir presenciando las discusiones de sus padres incluso en año nuevo:

—¡No sabes hacer más que embriagarte e ir a hacer la guarra por ahí!

—Para por favor, que me duele mucho la cabeza.

—Coño y como no te va a doler, si cada dos días estas en el mismo plan. Estoy harto de esto. Debes dejar de meterte tantas gilipolleces en el cuerpo.

—¡Tu no me dices que debo hacer hijo de puta! ¡Si apenas sabes parlotear y no haces mas que sacarte las raíces en ese puto trabajo de mierda, joder!

—¡ABIGAITH POR FAVOR! ¡ABRE LOS OJOS JODER!

NO-MAS-POR-FAVOR-PAREN. Pensaba en cada momento la chica. Al final todas las discusiones de sus padres iniciaban a todo tope y terminaban apaciguadamente, y aumentaban de nuevo cuando creían que ya había terminado. Uno de los dos se marchaba para romper el hilo, para regresar al siguiente round. Ana lo ha pasado mal, pero prefiere reservárselo... por ahora.

—Ya ves, y al final el tío Matheu no hizo mas que decir tonterías a lo largo de la velada—Comenta Reyna sobre su tío y alguna cosa que hizo en la velada de año nuevo—. Al parecer le sobrevienen mal los rompimientos con novias extranjeras— Ambas ríen al unísono. Luego es Reyna que sostiene su mirada por un momento en los columpios:

—Y tú... ¿Que tanto has hecho?—Le pregunta obsequiándole una media sonrisa.

Anahí mira sus converse, mira el cielo, mira a su amiga, mira sus converse de nuevo. Finalmente responde aún con la mirada baja—Hmmm, no mucho. Cenas-familia-cenas.

La respuesta no convence mucho a Reyna, pero esta prefiere no insistir e incomodar...es un momento claro al que no quisiera que cambiara su contraste y menos por su culpa.

—Vale, y entonces...nos queda un mes antes de volver al insituto ¿Que podemos hacer?

—No lo se ¿Tienes algo en mente?

—Por-ahora-nada. Pero sabes que soy experta improvisando momentos guays—Agrega Ana con una sonrisa de oreja a oreja. Está aliviada de que Reyna no halla querido insistir con sus preguntas, como suele hacerlo siempre...aunque no la culpa.

—Oh, y es que debería corregirte eh—Señala Reyna—. No siempre dan resultados tus impro-vi-sa-ciones.

—Debes considerar que casi siempre dan un buen resultado.

—Debes considerar que un "siempre" es tan relativo como un buen resultado de tus improvisaciones—Apela la chica de pestañas largas.

—¿Y tu que sabes de relatividad y del estudio de los "siempre"?—Ana sigue sonriente, cuándo esta con su amiga logra olvidarse de sus problemas caseros, de lo fracturada que esta su familia y de lo roto que esta su corazón al no hallar un respiro de tanto. Hace ya varios meses dejó de utilizar faldas. Reyna sencillamente le hace sentir muy bien, de-ma-siado bien, incluso hay ocasiones en las que ha imaginado que hubiese sido su hermana, o su prima, ¡Serían mas que unidas! Y no habría sido hija de sus padres, si no de los padres de Reyna...Sería una vida perfecta...Y es que a veces trata de cohibir la idea de aquellos sueños en que se lanza a besarla en sus labios, sería algo descabellado para ella...para ambas.

Reyna suelta una carcajada, ni muy ruidosa, ni muy tenue; una carcajada digna de Reyna Montez—No soy una filósofa de los "siempre" pero si estoy segura de tus famosos impulsos.

Ambas se ríen un rato. Al final Ana deja caer su primera capa como una cebolla que esta siendo pelada por el efecto de creer y de querer:

—Reyna—Mira a su amiga directo a los ojos. Esta le corresponde la mirada.

—¿Que pasa?

—Ya se que no somos filósofas de los "siempre", pero...¿Crees que siempre estaremos juntas?

Reyna le regala una sonrisa—Efectivamente no sé que será un "siempre", pero en nuestro tiempo estoy segura de que siempre nos tendremos la una a la otra Ana.

Ana se queda callada tras un rato, acaba de sentir algo, no sabe qué. Al final solo se límita a sonreír y proseguir con sus planes antes de volver a clases.

—Debemos hacer algo. No quiero ser la que entre al instituto sin tener nada que contar.

—En ese caso...improvisemos.

Nube gris en el cielo azul.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora