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Actualidad.

Ambas se han quedado ya dormidas, unas mas tarde que la otra gracias a la conversación que han tenido antes de dormir:

—¿Que?

—Casi y por poco no contestas -Es Reyna quién protesta— ¿Todo bien?

Ana se sienta al borde de la cama a espaldas de Reyna y hace un gesto corto de aprobación con la cabeza—Pues sí—Contesta con una voz baja, pero no lo suficiente como para que su amiga no la escuchara.

—Vamos Ana— Reyna pasa a sentarse a su lado—. Sabes que puedes decirme lo que quieras, si te sucede algo solo dímelo. Has estado muy rara estos días, no puedo sacarme de la cabeza la idea de que algo te esta incomodando...Y ese cambio de tu cabello tan-re-pen-ti-no.

—No exageres, solo quería cambiarme el color y ya te lo había dicho antes. No es que sea la gran sorpresa para ti.

—No lo se...

—¿A que te refieres?

—Pues si, eso...No recuerdo que me hayas dicho sobre tus ganas de cambiar el color de tu cabello.

—Hmmm, pues puede ser porque...últimamente tu plena atención recae solo sobre Cris— Agrega Ana, disminuyendo su tono de voz tras cada sílaba.

Reyna resopla—¿Así que es eso?

—¿Qué es que?

—Tu sabes.

—Apenas sé de mi nombre, no me digas que sé, apenas me entero de lo que hablas.

—Eso que has dicho, Ana.

—Yo digo muchas cosas—Ana sonríe levemente—. La mayoría sin sentido alguno que buscarle.

El silencio les visita por un momento, Reyna observa con dedicación a Ana, de verdad le preocupa su amiga y todo lo que le pueda estar sucediendo, pues su vida no tiene antecedentes muy dados a considerarse como apaciguados. Por otro lado Ana ya no sabe a que mas recaer, tiene a su padre que le quiere, tiene a su novio que también le quiere, tiene a su mejor amiga que le quiere aún más...Aún así no se halla, ni puede engañarse por mucho mas tiempo, su depresión esta de vuelta y no se siente bien con sigo misma. Hace ya un año que su madre desapareció y esto desencadenó serias conductas que en la actualidad se ven reflejadas en sus cicatrices.

Reyna le otorga un fuerte abrazo a su amiga, esta se sobresalta un poco; siente en el interior de su cuerpo un frío que le recorre...Segundos después le corresponde el abrazo con sus largos brazos y acaricia el cabello de su amiga con sus huesudos dedos, le gusta ese abrazo y decide no perdérselo; sus ojos cerrados con la cabeza apoyada en el hombro de su amiga, por alguna razón se le viene al pensamiento una frase que escuchó en alguna canción contemporánea: "Si tu cuerpo fuese el infierno te juro que pecaría solo por estar en él." Así transcurren casi dos minutos, dos minutos en los que Anahí termina de dar convencimiento a lo que venía dándole vueltas hace días, incluso meses y años...No sabe que será, pero le gusta, su amiga le gusta. ¿Será solo atracción o el desarrollo de un sentimiento real? Tal vez luego podrá dar cuenta de ello.

—Sé que ya casi no pasamos tiempo juntas—Añade Reyna una vez que ya se han separado sus brazos—. Pero te prometo que haré lo posible para que las cosas vuelvan a ser...mas o menos como antes, con la universidad de por medio claro, pero ya solucionaremos.

Tan solo con eso se conforma, una promesa anhelada, agradable y a la vez destructiva; Quiere pasar mas tiempo con Reyna, como antes, pero la cosa es que no sabe si antes le veía de la forma en que la ve ahora. Y es que su amiga es un poco escrupulosa con la sexualidad, ella y toda su familia tienen estrictamente valorado cada ámbito del mismo, con sus deducciones mayormente religiosas. Sabe que es impulsiva, y si pasa mas tiempo con su amiga seguramente no se podrá contener, lo sabe bien. Lo sabe en ese momento y lo recordará en todos.

Ana se limita a asentir con la cabeza.

—Vamos, ¿No tienes ganas de improvisar?—Reyna le regala una amplia sonrisa.

—Seguro que si—Responde—. Y también tengo ganas de dormir R.

—¡Venga! Tienes razón. Nos viene agradable dormir bien para estar plenas en frente de la pizarra.

Ambas toman sus lugares en la cama.

—Buenas noches Ana, te quiero mucho.

—Descansa R. También... también yo.

Nube gris en el cielo azul.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora