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Tenía que encontrarte, decirte que te necesito.

Ana escucha y se recuesta en las letras de Coldplay, encerreda en su habitación, dandole vueltas a su mente, rebuscando en lo mas recóndito de ella una respuesta a lo que desea saber.

Cuentame tus secretos y hazme tus preguntas.

Hasta ahora no sabe que hacer, sin embargo esta segura de algo: Cada cosa, cada momento, cada pestañeo no sucede porque sí, y quiere tomar las riendas y ser capaz de tener en su interior la escaseante ausperidad de su exterior.

Han pasado dos días desde que dejo de lado la relación con su novio, solo ella sabe el porqué; y quizá hay quienes lo imaginen.

Nadie dijo que sería fácil, nadie dijo jamás que sería tan difícil.

No es el camino que planeé elegir— Dice en voz baja para si misma, su mano derecha sobre su pierna, en su mano izquierda el catalizador. No quiere, aunque tiene ansías de hacerlo una vez mas... ¿Que opinaría Ivanna si se enterara? Probablemente, muy probablemente estaría muy decepcionada, y no lo demostraría con lo sonriente que siempre está sin importar la situación...Ha de ser muy reconfortante su trabajo, a menos que solo sonría por transmitir seguridad y la sensación cliché de todo-va-a-estar-bien a sus pacientes, otro círculo vicioso entre médicos y pacientes... Perfectamente se podría decir que algunas vidas consisten en tan solo abundantes dialelos, o toda la vida podría ser un gran dialelo.

Oh, llevame de nuevo al comienzo.

Mientras sigue tumbada, escucha los golpeteos a su puerta

—¡Anahí!

Es Tomás, golpea y fuerte y no es para menos; la música está a alto volumen y la puerta cerrada con seguro no da buenos pensamientos a primera mano.

Ana abre la puerta sin no antes acomodar todo su lecho de no-depresión, incluyendo la música.

—Hey, me quedé dormida. Llegas temprano.

Su padre mira a todos lados en la habitación antes de mirarla y responder.

—Eh, si, si— Una ojeada mas—. No ha habido mucho que hacer hoy, vaya.

—Hmmm, ya veo.

Un silencio mas o menos incómodo de cinco segundos hasta que Tomás lo rompe

—¿Y que tal tú? ¿Estas bien?— De reojo, hecha un vistazo a sus muñecas y piernas, estas últimas no puede verlas bien, pues la chica pelirroja se ha sentado en su cama en forma de impenetrable ovillo.

—Estoy bien, no sucede nada— Va y viene el círculo —. Todo en orden, solo...dormía un poco.

La seguridad en sus palabras y su rostro acaban por convencerlo— Vale, esta bien. Creo que iré a descansar o algo.

—Hey, espera— Acude Anahí, a posible ser, contradecir lo que ha dicho antes.

—¿Si? Ana.

—Solo quería preguntar, y tal vez sea una pregunta un tanto estúpida, porque lo que termina solo termina y ya— Se acomoda su cabellera roja hacía atras y se toma unos no muy escasos segundos, en los que por su mente pasan todos los momentos que ha vivido con su amiga, los que vivió con Sam, los que recuerda con su madre. Cada cuadro pasa fugaz pero claramente frente a ella, no se queda nada. Se da cuenta de que ella no ha cambiado mucho, es su alrededor el que se modifica constantemente; a veces a su conveniencia, a veces al revés y siempre termina de concluir que todo es un circulo vicioso, que todo es puro negocio de psicología y que en realidad nadie sabe nada y que ella tampoco quisiera saber mas de lo que necesita, y ante todo esto sabe lo que hará despues, sabe que tiene que terminarlo ya—. ¿Cuánto tendría que durar una historia, para ser eso...una historia?

Su padre se le queda viendo unos segundos, su mano sobre la madera de la puerta— Anahí, no sé cuánto tendrá que durar una historia para ser tal, pero estoy seguro de que no necesitas que una historia sea larga para que quede marcada o signifique algo— Contesta seguro y basado en el mismo antes de dejar la habitación— Eres la suma de tus vivencias, y tus vivencias suman una historia, aunque dure solo segundos, esos segundos pueden ser una eternidad. Todo está en como lo veas.

—Hmmm, entiendo. Gracias.

Y tras eso la puerta se cierra, la música regresa, el techo vuelve a sus ojos, el catalizador a su mano y esta vez no lo utilizará contra si misma.

Nube gris en el cielo azul.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora