Juliette.
Mentiría si dijera que el Crème Brûlée estaba bueno. No lo estaba. Estaba algo cuajado y seco, pero tampoco malo. Era como...
–Es como la Coca Cola de vainilla. Está lejos de ser buena, pero tampoco está mala.
Theo rió por su propio comentario, e inevitablemente nos contagió a todos con sus mejillas alzadas y esa peculiar manera de escupir saliva cuando carcajeaba. Pronto los tres reíamos como desquiciados, devolviendo el Crème Brûlée masticado al pocillo entre risas estruendosas, de esas que provocan dolor de costillas.
Me duelen las costillas.
Los chicos siguieron riendo entre golpes hasta que el cansancio y la realidad los venció. Cuando pararon, Boris estaba sonrojado y Theo estaba, directamente rojo. Rojo como un tomate. Rojo como una fresa. Rojo como el jugo de granada.
Rojo.
–Yo digo que vayamos a mi casa. Xandra quizás traerá comida china o alitas de pollo.– Theo frunció el ceño y entrecerró los ojos como si se acordara de algo muy importante, fase que Boris interrumpió con un zape sonoro y doloroso para el primero.
–Auch.– murmuré con una mueca de preocupación, contemplando con extrañeza y curiosidad la manera en la cual Theo se aferraba a Boris por la cintura para tratar de levantarlo, o de botarlo, ya no lo sabía.
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ʙᴏɪʟɪɴɢ sᴜɢᴀʀʏ ᴛᴇᴀ ♡ ʙᴏʀɪs ᴘᴀᴠʟɪᴋᴏᴠsᴋʏ
Fiksi Penggemar𝗣𝗼𝗿𝗾𝘂𝗲 𝗮 𝗕𝗼𝗿𝗶𝘀 𝗹𝗲 𝗴𝘂𝘀𝘁𝗮𝗯𝗮 𝗲𝗹 𝘁𝗲́ 𝗵𝗶𝗿𝘃𝗶𝗲𝗻𝗱𝗼, 𝗰𝗼𝗻 𝘁𝗿𝗲𝘀 𝗰𝘂𝗰𝗵𝗮𝗿𝗮𝗱𝗶𝘁𝗮𝘀 𝗱𝗲 𝗮𝘇𝘂́𝗰𝗮𝗿. 𝗣𝗼𝗿𝗾𝘂𝗲 𝗮 𝗝𝘂𝗹𝗶𝗲𝘁𝘁𝗲 𝗹𝗲 𝗴𝘂𝘀𝘁𝗮𝗯𝗮 𝗕𝗼𝗿𝗶𝘀, 𝘆 𝗮𝗺𝗮𝗯𝗮 𝗾𝘂𝗲 𝗲́𝗹 𝗯𝗲𝗯𝗶𝗲𝗿𝗮 �...