Empire II ( Defiance ) [ Finalizada ]

Episodio 86

Las piernas de Lisa cedieron, y Jennie las bajó al suelo. Jennie apoyó su espalda contra la pared y acunó a Lisa entre sus muslos extendidos. Ella amortiguó la cabeza de Lisa contra su hombro.

— Lo siento, no podía esperar. — Lisa lamió su cuello y retumbó contenta.

— ¿Por qué te disculpas por necesitarme?

— Esto no es seguro. Ninguno de los centuris está aquí. Wilmar va a matarme. — Lisa rió y acarició el pecho de Jennie.

— Los guardias de Ariana no dejarían que me pasara nada. Eso sería muy malo para la Viceregal.

— Ellos te conocen. Has estado aquí antes, así.

— No. — Lalisa besó la mordedura de compañera en el hombro de Jennie. — Nunca como esto. Eres mi compañera. La única.

— Lo siento. No debería haberlo preguntado.

— ¿Por qué me importaría que quisieras reclamarme?

Jennie acarició el cabello de Lisa, consciente de lo agotada que Lisa estaba justo después de que se enredaran. Lalisa estaba vulnerable ahora. El lobo de Jennie se erizó, necesitando protegerla.

— Ariana te ha amenazado. Estaba tentada de matarla. — Lisa acarició el pecho de Jennie y tiró de su pezón a través de su camiseta.

— Eso podría ser políticamente desaconsejable. — Las caderas de Jennie se agitaron mientras el placer se extendía por su vientre y se asentaba entre sus piernas.

— Deja eso, o me volverás a hacer estas lista, y creo que necesitarás un poco más de tiempo para recuperarte. — Lalisa gruñó.

— Nunca. Siempre estaré lista cuando me necesites.

— Ahora estoy bien. Al menos por un rato. Quiero ir a ver a los Park.

— ¿Ahora? — Lisa rodó su cabeza hacia atrás hasta que pudo estudiar la cara de Jennie.

— ¿Has pensado en algo?

— Algo que Lauren dijo antes. La médico forense dijo que las chicas con fiebre Were parecían haber estado en otro hospital antes de llegar a nuestra sala de emergencias. Mostraban evidencia de múltiples puntos de punción intravenosa, entre otras cosas. ¿Y si no hubieran estado en un hospital? ¿Y si hubieran sido en un laboratorio? — Lisa se puso rígida.

— ¿Y crees que nuestras hembras podrían estar en el mismo lugar?

— El mismo o similar. Los Park sabrán qué tipo de instalación local podría manejar los sujetos durante un período prolongado de tiempo sin que nadie lo sepa. No puede haber muchos en nuestra área. Lugares como ese son costosos de construir y mantener. Por no hablar de la seguridad necesaria.

— Pero eso no explica por qué no puedo sentir a mis lobos.

— Puedo tener una respuesta a eso también.

Jennie reunió su energía y se levantó. Le tendió la mano y Lisa la tomó, levantándose a su lado. Se arreglaron la ropa, aunque la camisa de Lisa estaba destrozada y la bragueta de Jennie no se cerraba completamente.

— Parece que has sido atacada por un lobo rabioso. — murmuró Jennie.

— No rabioso...justo lo contrario. — Lalisa sonrió y la besó. — Saludable y fuerte. Todas las hembras reproductoras son poderosas y...

— ¿Qué? — Jennie acarició los hombros de Lisa, frotando los nudos en la base de su cuello con sus pulgares. — ¿Qué amor?

— Algo que dijo Ariana. — los ojos de Lisa brillaron lobo oro en la oscuridad. — Dijo que mirara hacia donde está nuestro poder.

— Nuestro poder está contigo. — dijo Jennie. — ¿No crees que fue una advertencia de que todavía puedes ser un objetivo?

— Pero entonces no estábamos hablando del intento de asesinato. Estábamos hablando de nuestras hembras desaparecidas. — Lisa pasó el brazo por el hombro de Jennie y la acercó.

— Protegemos a nuestras hembras porque sólo las hembras llevan el ADN Were. Tanto Weres macho y hembra producen hormonas de cría, pero sólo una mujer Were puede producir una descendencia. Los machos no llevan ADN mitocondrial.

— Ah, Dios. — murmuró Jennie. — ¿Crees que alguien está tratando de obligar a las hembras criar?

— O tal vez imaginar cómo reproducir artificialmente el proceso. Se ha producido cría cruzada, pero es raro.

— ¿Con que fin? ¿Y quién haría esto?

Todos los instintos de Jennie se rebelaron contra la idea, pero no sería la primera vez que una raza intentó subyugar a otra controlando la reproducción.

— Mis enemigos. — murmuró Lisa. — O quizás nuestros amigos.