Capítulo 3

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Siete años después... Hollywood, febrero de 2017.

El silencio que se produjo cuando terminó el preestreno de la película "Búsqueda inalcanzable 101" en una de las salas de Hollywood Boulevard, hizo que a V, actor principal de la película, se le pusiera la carne de gallina. El momento de la verdad había llegado y, como siempre, los nervios se apoderaron de él. Su anterior película había sido un exitazo y temía que las expectativas fueran tan grandes que esta nueva producción decepcionara. Pero el miedo desapareció y respiró con deleite cuando el cine irrumpió en aplausos y vítores.

Vestido con un vaporoso esmoquin de Gucci en color negro a juego con sus bonitos zapatos de la misma marca y joyería exquisita de diamentes, Taehyung, era el glamour personificado en la meca del cine.

—Bro, eres lo más. ¡Artistazo! —Sonrió Jimin, su primo y mejor amigo, que aplaudía como un loco sentado a su derecha.

Animado por Park Bogum, el galán de moda en Hollywood y compañero de reparto en la película, se levantó y lo besó cariñosamente en la mejilla. Como era de esperar, los flashes los acribillaron. Desde el comienzo del rodaje se especuló con que existía un romance entre ellos. Siempre ocurría lo mismo. Con cada película que hacía saltaba la noticia: «¿Romance a la vista?». Pero en aquella ocasión sí era verdad.

Bogum y él mantenían algo que no se podía llamar relación, pero sí atracción sexual.

Bogum era extremadamente guapo, Demasiado. Metro ochenta, pelo negro y sedoso, sonrisa cautivadora y mirada de galán de Hollywood. Bogum era, entre otras muchas cosas, el cóctel perfecto para una buena sesión de sexo y Taehyung, hombre soltero y sin compromisos, encontró su particular sesión. El primer día que Bogum se presentó en el estudio y lo miró, lo supo. Él sería su siguiente amante.

Mientras la gente aplaudía, "V" (su nombre artístico), Taehyung para los amigos, desvió su mirada. En las butacas de la fila de atrás estaban sentados su padre y su madrastra, Jisoo. Kim Steve miraba resplandeciente a su único hijo. Su supuesto adorado hijo. Su supuesto orgullo. Pero no era oro todo lo que relucía y Taehyung, tras cruzar la mirada con él, simplemente sonrió.

—Tae, tesoro —murmuró su guapa y glamurosa madrasta acercándose a él—. Has estado fantástico. ¡Colosal!

—Gracias, Jisoo.

Kim Steve, el gran magnate de la industria cinematográfica cruzó una gélida mirada con su primogénito, se acercó a él, y tras un breve abrazo para gozo de todos los que los rodeaban le susurró al oído:

—Muy bien, V. Será un éxito de taquilla. Recuerda, ahora paciencia con la prensa y después asiste a la fiesta del director y la distribuidora. En cuanto a la fiebre que tienes, olvídala. No es momento de enfermedades.

—Lo sé, papá... lo sé —asintió él con su mejor sonrisa. Aquello era lo único que le importaba a su padre. La prensa, el éxito en taquilla, el dinero, el poder.

Steve nunca fue un padre al uso y eso repercutió en sus relaciones personales. Su madre murió trágicamente cuando él tenía seis años y pronto aprendió que a papá nunca se le molestaba. Él era una persona muy ocupada. Cuando contaba con nueve años, su padre conoció a la guapísima Jisoo, una guapa modelo de alta costura con la que nunca tuvo feeling. Ellos preferían acudir a fiestas y viajar, a preocuparse de la educación de un niño deseoso de cariño. Desde su más tierna infancia, aprendió que los besos y los arrullos solo los encontraba en Corea, donde vivía su abuela materna y donde acudía siempre que tenía vacaciones en el colegio. Ella intentó suplir a su madre. Siempre lo escuchó, le habló, le dio todo su amor y especialmente, le aconsejó.

Ante la prensa y medios de comunicación la familia de Kim Steve era una familia perfecta, ideal. El glamour personificado. Pero en el corazón de Taehyung, esa familia nunca existió.

Cuando creció y decidió ser actor se negó a utilizar el apellido de su famoso padre, Kim. Lo detestaba. Por ello utilizó el apodo con el que solía llamarlo su abuela "V". Sería simplemente V. Un nombre simple que a él le llenaba de orgullo y honor, aunque entre sus amigos se hacía llamar Taehyung. Le gustaba más.

Tras la premiére, Bogum y él, atendieron durante más de cuatro horas a la prensa con dedicación, en una sala acondicionada para ello. Aquello era agotador. Contestar una y otra vez las mismas preguntas —a veces indiscretas— de los periodistas sin desfallecer ni dejar de sonreír, en ocasiones, se hacían difícil. Pero aquello entraba en el paquete de ser actor. Se estrenaba película y, sin duda alguna, había que atender a la prensa por muy agotador que fuera.

Cuando por fin las entrevistas acabaron y pudo salir de aquella sala su primo salió a su encuentro y, asiéndolo del brazo, se lo llevó hasta una limusina blanca. Bogum se había marchado minutos antes y le había recordado a Jimin que tenía que llevar a Taehyung a la fiesta posterior.

Agotado, se sentó en la limusina y cuando su primo cerró la puerta, él desdibujó la sonrisa de los labios y se dirigió a él con gesto descompuesto.

—Dame una aspirina. La cabeza me va a estallar.

—Ay my baby! Pero, si tienes los ojos por los suelos. Toma my TaeTae —murmuró sacando de su enorme bolsón un bote con el medicamento—. Cómo me gustaría llevarte a casa y meterte en la camita tras hacerte drink un vaso de milk, pero...

—Lo sé ChimChim, no te preocupes —sonrió al ver su gesto de preocupación.

Cinco minutos después y cuando la limusina circulaba por las calles, el ahora pelinegro miró a su primo y dijo con mejor voz:

—Dame un cigarrillo por favor. Lo necesito con urgencia.

—Toma Tae, te lo mereces —le contestó alargándole su pitillera de oro. Una pitillera que su padre, el gran Kim Steve le regaló años atrás y que estaba grabada con el nombre de V—. Todo ha salido, ¡perfect! Tú, divinísimo. Glamuroso. Impactante. Y Bogum... mmmm ese galanazo neoyorquino-coreano. Oh, my god... la escena de la película en la que ambos se tiran al mar desde el yate... ¡Qué abdominales! ¡Qué oblicuos los de ese pretty man!

Taehyung puso los ojos en blanco. Su primo y su particular manera de hablar. Si había alguien que hablaba coreanglish como nadie, ese era Jimin. Mezclaba el coreano con palabras en inglés continuamente, volviéndolo loco. Sin querer escucharle más cogió un cigarrillo de su pitillera y lo encendió, mientras Jimin continuaba con su habitual chorreo de palabras.

—Por cierto, la prensa está rendidita a sus pies. ¡Lo han conseguido! ¡Qué marvellousl —Él sonrió—, Y una vez conquistado el american market, en breve despegaremos para Europe. ¡Asia! —gritó su primo—. Primera parada; Berlín, después; Londres, Japón y finalmente, South Korea. Oh!... South Korea! Con esos Korean tan increíbles, tan delicados y tan varoniles como Lee Jong Suk, Lee Min Ho, Hyun Bin. ¡I love them! No veo el momento de conocer a un coreano de esos y que me vuelva loquito de amor...

Agotado por la prensa, las obligaciones y el estrés del preestreno el joven fumaba mientras miraba por la ventana de la limusina. Adoraba a Jimin, pero a veces su parloteo era agotador. Y esa era una de las veces. Mientras él hablaba sobre coreanos y músculos, Taehyung aspiró de su cigarrillo y pensó en su futura conquista cinematográfica, Corea del Sur.

Mi novio es una estrella ❀ KookVWhere stories live. Discover now