Capítulo 4

980 100 5
                                    

Base de la Agencia para la Planificación de la Seguridad Nacional (APSN), junio de 2017

Un grupo de fuertes y jóvenes hombres corría sin descanso por el campo de la base de madrugada. Pisaban el suelo con seguridad mientras el sonido de sus respiraciones se acompasaba al esfuerzo del momento. Eran los mejores. El selecto grupo de los APSN. Los miembros de la Unidad de Elite de la Policía Nacional de Busan. Valerosos hombres Alfa, seccionados en Comandos que, con su dedicación por el beneficio de los demás, estaban dispuestos a actuar en cualquier punto de Corea o allá donde se les necesitara.

Tras pasarse más de ocho horas entrenando hasta la extenuación y realizar un simulacro de asalto a un edificio, regresaban sucios y sudorosos pero, a la vez, felices y satisfechos a su base en Busan.

—Vayan a descansar. Se lo merecen —dijo Jeon Jungkook, Instructor del pelotón.

Los hombres, agotados, se dirigieron hacia los vestuarios. Una buena ducha y un café les sentaría de maravilla. Ya descansarían luego. Cuando Jungkook entró en sus dependencias, se encontró allí dormitando a Kim Seokjin, especialista en explosivos y aperturas y su mejor amigo. Juntos habían superado las difíciles y extenuantes pruebas para entrar en el cuerpo y lo habían conseguido. Con desgana, despertó al oír ruido, se sentó en el camastro y mirando a su colega preguntó:

—¿Todo bien?

Quitándose la sudada camiseta oscura y tirándola al suelo el inspector Jeon asintió, dio al play de su CD y la música de IU inundó la estancia. Necesitaba una ducha fría antes de que sus músculos se agarrotaran por el esfuerzo hecho.

Diez minutos después, ya más relajado, salió de la ducha con una toalla blanca alrededor de la cintura.

Su amigo, el inspector Kim, sonrió al verle. Aquella visión hubiera levantado murmullos de admiración entre los amigos de su marido, Namjoon. Jungkook era un tipo que levantaba pasiones entre el sexo femenino y masculino. Algo que él no parecía tener muy en cuenta. En todos los años que hacía que se conocían, solo había visto a su amigo prestar atención a algún hombre en dos ocasiones. En cuanto comenzaban a agobiarle, cortaba la relación. El Inspector Jeon de veintisiete años, no quería compromisos. Quería vivir su vida, disfrutar del sexo y seguir con su trabajo, que le apasionaba.

—He recibido un mensaje al móvil de Namjoonie. Nos propone un plan para esta noche para celebrar tu cumpleaños —dijo Jin observando el tatuaje que su amigo se había hecho años atrás en el brazo.

Jungkook sonrió. Era cierto. Era su cumpleaños. Cumplía veintisiete. Mientras se secaba su oscuro pelo vigorosamente con una toalla preguntó:

—¿Qué ha planeado el casamentero de tu esposito?

Ambos sonrieron. Namjoon era un hombre magnífico pero se había empeñado en buscarle un compañero ideal. Algo imposible. Ninguno le gustaba lo suficiente como para tener más de dos citas con ellos.

Jungkook era un tipo imponente. Alto, deportista, atractivo y terriblemente sexy. 

Su constante entrenamiento en la base de Busan había conseguido labrar en él un cuerpo imponente. Era todo músculo y fibra. Fuerza y sensualidad. Y si a eso le unías unos ojos oscuros seductores y una sonrisa que utilizaba en contadas ocasiones, pero que cuando la mostraba dejaba sin habla, tenías el cóctel perfecto para hacer babear a cualquier ser viviente.

Durante años, Nam había intentado emparejarle con todos y cada uno de sus amigas y amigos solteros. Algo que a él le resultaba gracioso, así que lo dejaba hacer. Namjoon era de los pocos hombres en el mundo que no le aburría. Era divertido e ingenioso, a pesar de su continua intención de buscarle esposa o esposo. Aunque claro, las preferencias de Jungkook siempre se dirigían únicamente en los hombres. Prefería dejar en claro sus preferencias.

Una vez se secó su pelo casi ondulado, se sentó junto a un sonriente Jin quien le dijo:

—Quiere que vayamos al cine a ver el estreno de Búsqueda inalcanzable 101.

Al oír aquel título Jungkook se tensó. Justo esa película. Lo último que le apetecía era ver al actor que salía en ella. Pero Seokjin sin darle tiempo a hablar continuó:

—De acuerdo. Sé lo que piensas sobre esa película, pero le han dicho a Nam que está muy bien y ya sabes lo mucho que le gusta a mi esposito el imbécil de Park Bogum y el actor... V. Y si encima sale La Roca aunque sea haciendo de malo ¡ya ni te cuento!

—Paso —cortó aquel—. No me apetece ver esa película.

Jin le entendió pero no se dio por vencido y volvió al ataque.

—No me puedes decir que no, yes or yes o Nam me dará la noche, no pude caminar por una semana Kook. Por favor, di que sí.

—Lo siento pero no, Jinnie—se mofó aquel—. Dile lo que quieras a Nam pero he dicho que no —respondió poniéndose los pantalones de camuflaje.

—No me jodas Kook —protestó Jin—. Es nuestra noche libre y es tu cumpl...

—He dicho que no. ¿Qué parte de tu minúsculo cerebro no procesa bien?

Jin sonrió y en un tono divertido insistió.

—Será una cena cortita y te prometo que cuando acabe la película no dejaré que Nam diga eso de «Jungkook... acompaña a Eun Woo a su casa».

—¡¿Eun Woo?! Hablas de...

—Sí —cortó aquel sonriendo. Sabía que aquel hombre le atraía—. El que trabaja en recepción.

—Definitivamente no.

—Vamos Kook. Sé que Eun Woo te gusta... no digas que no.

—No, no me gusta. Pero reconozco que nos lo pasamos muy bien en la cama.

—Entonces ¿a qué esperas para decir que sí, imbécil? Ya sabes que él no busca en ti nada serio. Solo busca lo mismo que tú, sexo. Diversión. Morbete.

Aquel comentario le hizo sonreír. La verdad era que gracias al esposo de su amigo, tenía una buena vida sexual. Por ello, y consciente de que no le vendría mal un poco de sexo con aquel explosivo hombre respondió:

—De acuerdo. Pero que te quede claro que es la última vez acepto las encerronas de Nam, aunque sean con el tigrillo de su amigo Eun Woo, ¿entendido?

—Alto y claro —asintió Jin consciente de la cantidad de veces que había oído aquello. Y sin darle tiempo a retractarse dijo— : He quedado con ellos en la puerta del cine a las siete. Cenaremos algo, luego veremos la película y después puedes celebrar tu cumpleaños con Eun Wooooooo ¿De acuerdo?

Clavando su mirada en él mientras se abrochaba sus botas militares, finalmente asintió.

—Que sí pesado. Iremos a ver esa dichosa película. Pero dile a tu maridito que deje de organizarme la vida o al final voy a enfadarme.

Jin suspiró aliviado y agarrándole del cuello con el brazo dijo atrayendo a su amigo hacia él:

—Bien hecho, colega.

Jungkook sonrió. Aunque no le apeteciese parte del plan, el sexo con Eun Woo sería divertido.

Mi novio es una estrella ❀ KookVWhere stories live. Discover now