Capítulo 10: Tonta como Shim Cheong.

932 203 208
                                    

¿Por qué no me siento feliz?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¿Por qué no me siento feliz?

Salgo con el chico más cotizado de la preparatoria que aparte de ser guapo, me quiere solo a mí, soy inteligente y voy a ir a la mejor universidad del país. Entonces, ¿por qué no soy feliz?

Cada vez que estoy junto a Dylan me siento rechazada aunque él me diga varias veces que me ama. Sonrío aunque no quiero y finjo que no me importa que me diga que me odia y al instante cambie de opinión. Son cosas de hombres, me respondió mi madre cuando le conté lo que pasaba.

Hoy estoy de nuevo en su habitación, observo la cama detenidamente y lo que me dijo ayer se reproduce nuevamente:

—La próxima vez que nos veamos recuerda esto: No te amo.

Luego de decirlo me abrazó y me contó sus secretos más profundos. Tuvimos una cena a la luz de la luna y nos besamos apasionadamente, como siempre. Pero algo ya no estaba bien, Dylan estaba extraño y yo tenía que seguir actuando como si nada pasara.

Empiezo a leer el libro que siempre aparece en mi bolso aunque no tenga intención de traerlo y cuando Dylan ve lo que estoy haciendo niega con la cabeza mientras hace un sonido desaprobatorio.

—¿No te cansas de leer? Todo el día estás metida en esos libros. No tienes vida. Tienes que agradecer que me hayas conocido, sin mí seguirías siendo un ratón de biblioteca.

Quiero responderle que en realidad me gusta leer y odio que me lleve a las mismas fiestas una y otra vez, no porque crea que son malas sino que simplemente no me gusta ir a ellas, pero soy tan cobarde que decido quedarme callada. Tira mi libro favorito y cogidos de la mano hace que lo acompañe a una nueva fiesta.

La música es la primera en recibirme y luego los amigos de Dylan, tengo que reírme con ellos cuando se burlan de mí por ser una mojigata y luego soportar también los insultos de Alisson. Para este punto estoy acostumbrada esto, yo lo elegí porque amo a Dylan.

Bebo más de lo normal y como mi novio está distraído voy a la pista a bailar. Mis caderas se contornean al ritmo de la canción, lo que es sorprendente porque con todo el alcohol que he ingerido ni siquiera puedo mantenerme en pie. Un tipo se acerca y bailamos juntos, sus manos recorren mi cuerpo y yo sigo moviéndome aunque por dentro estoy gritando por ayuda. Dylan se acerca y soluciona el problema como siempre lo hace, golpeando al sujeto. Empieza una gran pelea y al final de ella tengo que separarlo del hombre medio muerto y llevarlo a su casa. Ahí lo beso para demostrar mi agradecimiento ignorando así todo el miedo que estoy sintiendo.

Cuando los dos estamos dormidos, mi celular suena en la mesa de noche pero no tengo las fuerzas necesarias para contestar, vuelven a llamar una, dos, tres, hasta diez veces y por fin levanto el teléfono.

—¿Samantha? ¿Dónde estás?— Pregunta furiosa mi madre, sin embargo, no es necesario que lo haga, sabe con quién estoy.

—Estoy en la casa de Dylan, mamá.— Respondo casi en un susurro, no quiero pelear con ella.

EXTRAordinarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora