Capítulo 17: En busca del caballero en apuros (Parte 2).

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—¿Qué diablos te pasa?— Pregunta enojado Dylan

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—¿Qué diablos te pasa?— Pregunta enojado Dylan. Se levanta de donde estaba acostado y trata de secarse, como era el único que no despertaba Rose le tiró un jarrón con agua fría y ahora él está hecho una furia.

—Tenemos que avanzar. Si caminamos rápido hoy calculo que llegaremos con Lord Percival mañana en la tarde.— Todos asentimos ante la idea de ya no soportarnos más y nos repartimos las cosas de la princesa.

Las primeras horas avanzamos a un ritmo normal pero, luego, todos estamos tan cansados que nos empezamos a irritar. El paisaje es el mismo hace varios kilómetros y aunque somos cinco personas, cada una está en su propio mundo así que se ha instalado un silencio sepulcral.

Samantha tropieza con una piedra y suelta las cosas que estaba cargando, lamentablemente estas golpean a Dylan.

—¡Idiota!— Le grita a ella.

—¿Disculpa?— Responde Samantha.

—¡Mis cosas!— Chilla la princesa. —Recógelas en este mismo instante, súbdita.

—A mi no me vas a venir a hablar así.

Samantha pisa a propósito las cosas de Merlía y ella la empuja en respuesta.

—Cálmense.— Digo pero nadie me escucha porque las dos han comenzado a pelear. Dylan ríe al mirar la escena y yo trato de separarlas siendo golpeado por el codo de Samantha en el intento.

—¡Basta!— Grita Rose furiosa y es suficiente para que todos nos detengamos. —Estoy hasta la madre con ustedes. ¿No pueden avanzar unos metros tranquilos?

—Lo sentimos.— Respondo en representación de los demás.

—Tú no hables Tobby, por tú culpa es que estamos así. Todo por tu estúpida bocota. — Dice y siento lágrimas en mis ojos, nunca había visto esa mirada de frustración en ella. —¿Quién te crees que eres para estar aconsejando a la gente con frases tontas? No eres nadie, literalmente. Ni siquiera tienes un nombre y ya quieres influir en las decisiones de otros. Aprende a saber tu lugar.

—No digas eso.— Le advierte Samantha con un tono amenazante.

—Tú eres otra idiota.— Contraataca Rose. —¿Te crees superior por enamorarte de un chico que apenas conoces y no tiene ningún recuerdo? A ti solo te hablan palabras bonitas al oído, te prestan atención y ya caes rendida por él. Eso no es amor real. Y tú, Dylan, a ti nadie te quiere, eres increíblemente insoportable.

Observo a Rose confundido, triste, pero sobre todo con muchas preguntas. ¿Eso es lo que pensaba de mí todo este tiempo? ¿Realmente no amo a Samantha? Recogemos de nuevo las cosas y retomamos el viaje.

—¿Puedo hablar contigo un momento?— Pregunta pensativa después de un rato la persona que más temía que lo hiciera. Samantha retrocede hasta donde estoy así que los demás caminan delante nuestro. Asiento todavía dudando y ella se aclara la garganta. —¿Cuál es tu color favorito?

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