Capítulo 30: El guardián de las novelas románticas.

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—Bienvenido Tobby, esperé mucho tiempo conocerte

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—Bienvenido Tobby, esperé mucho tiempo conocerte.— Susurra un hombre casi en mi nuca, me agacho asustado e inmediatamente me cubro el rostro para que si muero hoy la última imagen que recuerde sea la de mi familia y no la de esa terrible persona.

Él ríe a carcajadas por lo que acabo de hacer y una mujer a su lado también lo imita.

—Eres tan ocurrente como te imaginaba.— Dice con exagerada alegría, tanta que parece falsa. —Voltea, no muerdo, no por ahora.— Me ordena.

Con inseguridad giro mi cabeza hacia donde se encuentra y con mucho miedo abro lentamente mis ojos. Observo como el hombre me mira expectante, es alto y con una larga barba, viste una túnica blanca con sandalias de igual color, varias canas recorren su largo cabello y se nota que es bastante musculoso.

—¿Terminaste de examinarme?— Pregunta pillándome.

—Lo siento.— Me excuso tartamudeando nervioso. —¿Estoy en el cielo?— Suelto de pronto. Pensé que si moría en el cuento simplemente dejaría de existir, nunca pudiera haber imaginado que llegaría hasta aquí.

—Eres un personaje, Tobby. Además, todavía no mueres.

—¿Todavía?— Lo interrumpo.

—Todavía.— Responde. —Si quieres que te sea sincero, esperaba que la escritora atravesara ese portal, nunca imaginé que llegara a sacrificarse por ti. Pero bueno, ya que terminaste aquí, tengo que charlar contigo.— Empieza a caminar hacia un espacio vacío y de la nada aparece allí un escritorio con varias sillas. —Toma asiento.— Me señala.

La que parece ser su secretaria acomoda una silla para que yo me siente en ella así que le agradezco con la cabeza el gesto.

—¿Quién es usted? ¿Cómo sabe mi nombre?— Le pregunto cuando ya estoy más calmado.

—¡Oh cierto! Por la emoción de conocerte olvidé presentarme.— Hace una pausa dramática y al ver mi falta de emoción, continúa: —Soy el guardián de las novelas románticas.

—¿Guardián?

—Chico, ¿tienes algún problema de audición? ¿por qué siempre repites lo que digo? Sí, soy el guardián.— Dice hablando más alto que antes. —Yo me encargo de que en las historias de romance no haya ningún problema o alteración, en otras palabras, que todos los personajes sigan lo que está establecido para ellos. Y como te imaginarás, gracias a ti, mis superiores están muy enojados conmigo. ¿Puedes creerlo?, hasta el rarito encargado de las novelas espirituales le está yendo mejor que a mí. Y todo por tu culpa...

—¿Disculpe? ¿Cómo yo he intervenido en su trabajo?

—¿Eres tonto o te haces? ¿Crees que es muy normal que un personaje de un cuento insignificante interrumpa otra novela y se lleve a los protagonistas a recorrer otras historias? Has cambiado todas las novelas que cruzaste y me das más trabajo cada día.

EXTRAordinarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora