Capítulo 16

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Narra Ana

-Ya has encontrado con quién divertirte en todo lo que dure el crucero, ¿eh?

Rodé los ojos y cerré la puerta del camarote. ¿En serio sus primeras palabras nada más llegar al camarote iban a ser esas?

-Bueno, algo tendré que hacer si me vas a estar ignorando todo el viaje. - me crucé de brazos y la miré con una ceja levantada. - Además que a ti también te he visto muy entretenida.

-¿Me estabas mirando, canaria? - sonrió divertida. - Creía que estabas pendiente de tu nuevo ligue.

-Déjame en paz y estorba a otra persona. - dije acercándome a mi maleta para sacar el pijama.

-Estás celosa. - dijo en un tono divertido.

-No.

-¿Sabes que no estarías así si no te hubieras ido con tu nuevo amiguito?

-No estaría así si tú pararas de ignorarme y de ser la imbécil que eres.

-Una pena, porque al menos he encontrado a alguien que le guste que sea así de imbécil.

Rodé los ojos y me metí en el baño para cambiarme, dando un portazo al cerrar.

Decidí relajarme un poco antes de salir otra vez. Sobre todo me mentalicé que ahora mismo tenía que compartir cama con Miriam, y no era algo que me hiciera especial ilusión.

Sí que a lo mejor lo hubiera sido hace una semana, pero ahora, después de cómo se estaba comportando, prefería no hacerlo.

Podría ahora mismo irme al camarote de Roi y dormir con él, pero entonces Miriam se volvería más insufrible de lo que ya estaba.

Salí del baño y vi que Miriam ya se había metido en la cama. Estaba todo a oscuras y ella ya tenía sus ojos cerrados. Seguramente se hubiera quedado frita en cuanto tocó la cama. No me extrañaba nada, después del madrugón que se tendría que haber pegado.

Abrí los ojos y me sonrojé con poco cuando vi que Miriam había decidido dormir solamente en ropa interior.

Se había tapado con la sábana hasta la cintura, por lo que se podía ver su perfecto torso semidesnudo.

Me mordí el labio inferior e intenté meterme en la cama tratando de no imaginarme las cosas que haríamos ahora si de verdad estuviéramos bien.

Yo también me tapé solo las piernas con las sábanas porque tenía un poco de calor.

Me quedé un rato mirando el relajado rostro de Miriam durmiendo. Sonreí tontamente al verla tan vulnerable, con su pecho subiendo y bajando lentamente debido a su respiración pausada.

Decidí darme la vuelta para no quedarme dormida tan cerca de ella, y también así para que lo primero que viera nada más despertarme no fuera su cara.

Cerré los ojos, pero entonces noté cómo Miriam se movió. Mi respiración se cortó cuando se pegó a mi cuerpo, escondiendo sus brazos entre mi espalda y su pecho.

Noté su respiración, consiguiendo que las dos fueran al mismo compás. Su cabeza se colocó muy cerca de la mía.

Su respiración chocó con mi cuello, provocándome una y mil sensaciones muy bonitas.

Si por mí fuera | Wariam Donde viven las historias. Descúbrelo ahora