Epílogo

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Narra Ana

-¿Y entonces la boda cuándo es?

Reí al escuchar la pregunta de mi mejor amiga.

-Mimi, de momento no habrá ninguna boda. - dije riendo.

-Pero si ya le has dicho que en cualquier momento le vas a pedir matrimonio.

Miré a Aitana, que había sido la última en hablar.

-Ya, pero eso no quiere decir que se lo vaya a pedir mañana. Será dentro de un tiempo.

-¿Y ese tiempo cuándo será?

-No sé. - dije encogiéndome de hombros. - Dentro de un par de años, tal vez. Tendré que asegurarme que Miriam no se va a cansar de mí.

-¿Pero cómo se va a cansar de ti, Banana? - dijo Mimi rondando los ojos. - Si lleva enamorada de ti desde que es un bebé.

-Bueno, pero por eso tal vez al cabo del tiempo, se de cuenta de que no soy para tanto.

Mimi frunció el ceño y negó con la cabeza.

-Eso no va a pasar, y lo sabes. Eres increíble, y ahora que Miriam ha conseguido que por fin le hagas caso, no te va a dejar escapar tan fácilmente. Y si hace eso, ya me encargaré yo de decirle unas cuantas palabras.

Reí rodando los ojos y me abracé a las dos chicas. Habíamos pasado bastante tiempo sin vernos porque me había dedicado a estar todo este tiempo con Miriam. Las había echado mucho de menos.

Me pasé todo el fin de semana con ellas. Nos íbamos de fiesta, dormíamos las tres abrazadas en la misma cama... Como en los viejos tiempos.

Esos días me olvidé un poco de Miriam, aunque bueno, ella también había decidido no escribirme para dar espacio tanto a mí como a ella.

Por eso el lunes siguiente tenía tantas ganas de verla. Llegué al instituto con una sonrisa en la cara, buscando con mi mirada a mi novia entre toda la gente. Pero no había ni rastro de la leona.

Cogí el móvil extrañada y me fijé que la última vez que se había conectado a WhatsApp era desde el sábado por medio día, igual que en Instagram.

Traté de buscar a Roi por los pasillos para preguntarle, pero él tampoco estaba. Aquello me preocupó bastante. Si los dos hermanos no habían ido a clase era porque había tenido que pasar algo grave.

Por eso nada más llegar a casa después de clase decidí llamar a Miriam, pero me saltaba su buzón de voz diciendo que el número al que llamaba estaba apagado o fuera de cobertura.

Por suerte el caso de Roi no era así y a los tres pitidos me lo cogió.

-¿Hola?

-¡Roi!

-¿Ana? ¿Ana, estás bien?

-Sí, sí, yo estoy perfectamente, ¿y vosotros? Habéis faltado hoy a clases. Llevo llamando a Miriam toda la tarde, pero no me lo coge. Tiene el móvil apagado. ¿Está bien?

Si por mí fuera | Wariam Donde viven las historias. Descúbrelo ahora