Capítulo 18

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Narra Ana

Choqué nuestras frentes, cerré los ojos y suspiré con una sonrisa. Miré fijamente a los ojos de Miriam, la cual tenía una sonrisa tonta en sus labios.

Bajé mi mirada a su sonrisa y junté mis labios con los suyos. Miriam me apretó cariñosamente la cadera y me pegó más a su cuerpo.

Noté su sonrisa en mitad del beso. Entonces puse mis manos en sus hombros y la empujé ligeramente hasta el borde de la cama.

Allí se sentó y me miró con una sonrisa divertida cuando me senté a horcajadas sobre ella.

Volví a juntar nuestras bocas en un beso profundo. Movimos nuestros labios a la vez para que nuestras lenguas se juntaran.

Me sobraba mucho la ropa de Miriam, quería tocar su cuerpo. Entonces tiré un poco de su chaqueta, lo suficiente para que ella entendiera lo que le pedía.

Se quitó la chaqueta de su traje con prisas y lo tiró al suelo. Entonces puse mis manos sobre su abdomen y se lo acaricié mientras la besaba.

Miriam soltó un pequeño gemido cuando mis manos atraparon sus pechos y empecé a dejar besos húmedos en su cuello.

-Joder, Ana, tienes ganas, ¿eh? - dijo divertida.

Le contesté dándole un beso apasionado y empujándola para que se fuera tumbando poco a poco.

La miré con una sonrisa divertida antes de volver a juntar nuestros labios.

Me agarró la cintura con fuerza y cuando me besó con intensidad, consiguió darle la vuelta a nuestros cuerpos, poniéndome a mí ahora debajo suya.

Me besó con cariño los labios, para dejarme después numerosos besos en la mejilla y en el cuello.

Sus manos subieron lentamente por mi cuerpo, poniéndome la piel de gallina, hasta acabar en los tirantes de mi vestido.

Me sonrió divertida y dejé que fuera deslizando sus dedos por mi cuerpo para deshacerse de mi vestido.

Cuando estuve solamente en ropa interior delante de ella, se paró para mirarme detenidamente con una sonrisa.

-Eres preciosa. - susurró poco antes de inclinarse hacia mí y besarme lentamente.

Sonreí cuando bajó sus labios con mimo por mi cuerpo. Sus manos bajaron a mi abdomen y sus besos empezaron a besar mi escote.

Gemí cuando noté sus labios en aquella zona y arqueé mi espalda para que nuestros cuerpos se juntaran más.

-Miriam... - dije con dificultad cuando sus manos subían por mi cuerpo. - Hay algo que no te he dicho...

Miriam paró por un momento y me miró con preocupación.

-¿Estoy haciendo algo mal, Ana? ¿Te he hecho daño?

-No, no. - dije con rapidez y enmarcando su rostro con mis manos. - Es que... Nunca he hecho esto con nadie. Me refiero que todavía no he... - me atraganté con mis propias palabras porque era incapaz de decírselo a Miriam.

Si por mí fuera | Wariam Donde viven las historias. Descúbrelo ahora