II

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"Menudo hijo de mierda que sigue moviéndome el mundo con una sonrisa."

Mis ojos viajan por una de las tantas hojas que tenía frente a mí, las cuales había estado llenando con los datos de los pacientes que había atendido durante la tarde, estaba a unos cuarenta minutos de entregar el turno y ya estaba ideando lo que ...

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Mis ojos viajan por una de las tantas hojas que tenía frente a mí, las cuales había estado llenando con los datos de los pacientes que había atendido durante la tarde, estaba a unos cuarenta minutos de entregar el turno y ya estaba ideando lo que haría al salir del hospital, un suspiro salió de mis labios al terminar y acomodar todas las hojas en sus respectivos lugares, mis piernas dolían y empezaba a sentir hambre, mire la hora en mi reloj una vez más; diez con treinta y ocho.

—Amelia —escuché la voz de una de mis compañeras y levanté la mirada esbozando una pequeña sonrisa a manera de salud—. ¿Puedes tomar signos y datos al paciente de la cama tres en urgencias? solo vino por un malestar, nada grave —hizo un puchero mientras me tendía una hoja para colocar los datos—. Necesito ir al baño, por favor.

—Por supuesto —acepté sin pensarlo dos veces, tomé la hoja y me levanté de la silla en la que apenas llevaba unos minutos—. Corre al baño Emma —reí mientras le hacía una seña para que saliera del lugar mientras yo me encaminaba a la puerta, Emma esbozo una amplia sonrisa mientras me veía salir de la habitación donde estaba.

Me dirigí a urgencias que se encontraba en el primer piso del hospital, baje las escaleras y durante el camino saludé a algunas personas con las que me cruzaba, mi mente se debatía entre ir al gimnasio o por algo de comida rápida cuando saliera de aquí, apenas era miércoles y tal vez lo mejor era simplemente llegar a dormir a casa.

Abrí la puerta de urgencias con sutileza, sacando un lapicero de uno de los bolsillos de mi filipina y acercándome a la cama que me habían indicado, me detuve en seco al ver la familiar silueta sobre la cama que estaba de espaldas, había un hombre con él, pero podía asegurar que era él, sentí mi estómago revolverse, mi pulso dispararse junto a mis ganas de llorar, estaban hablando y aún no se daban cuenta de mi presencia, fue en aquel momento en que me debatí lo que debía hacer, aún podía salir de aquí.

Los ojos del hombre que se encontraba frente a él se toparon con los míos, una ligera sonrisa se mostró en sus labios y le dijo algo que no comprendí haciendo que el chico frente a él mirara sobre su hombro, mis ojos se encontraron con los suyos por un momento, el azul calo el café y sentí mis piernas flaquear, mi corazón saltar en una mezcla de emociones que no sabía identificar y cada célula de mi cuerpo responder a la sensación que siempre me provoco, parpadee antes de acercarme mientras pasaba un poco de saliva, con la respiración irregular e intentando dar mi mejor sonrisa y mantener la compostura que había perdido desde el primer segundo.

—Buenas noches, mi nombre es Amelia, tomaré sus signos vitales —intenté sonar lo más serena que me fuera posible, mis ojos estaban fijos en la hoja mientras me acercaba a una pequeña mesita dónde escribiría, solté un suspiro antes de levantar la mirada y enfrentarme a lo que estaba a punto de pasar—. ¿Quién es el enfermo? —sus ojos están fijos en mí, podía sentirlos analizándome, mi mirada viajo entre los dos con la sonrisa aun en mis labios esperando una respuesta.

I could fall in love; n.h. [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora