I could fall in love; n.h. [En edición]

LXV

Había estado evitando, como hasta cierto punto es mi costumbre, pensar en el hecho de que debía volver a seguir trabajando en el hospital cuando pasarán las semanas de vacaciones que tenía libre después de todo el asunto de la especialidad.

Lo había estado evitando porque no sabía que era lo que debía hacer a este punto, el regresar y quedarme haya era una completa estupidez porque estamos literalmente a semanas de la boda, pero eso implicaba un gran trámite, papeleo y básicamente ir a arreglar todo para renunciar.
Por otro lado, significaba buscar trabajo y literalmente en un par de meses tener que tomarme mi tiempo para estar con él bebé.

No quería depender de Niall, aunque sabía que él no tenía problema alguno y agradecía que no tocará el tema de mi asunto laboral, no hasta esta mañana que desperté decidida a hablar con el sobre eso y al parecer se lo veía venir, era inminente, estaba a días de la fecha estipulada.

Claramente no esperaba una pelea, que se molestará o algo por el estilo lo único que me preocupaba en realidad era mi necesidad de hacer algo y no estar en casa, en pocas palabras el sentimiento de hacer lo que me gusta y poner en práctica mi vocación.

Al final de aquella plática y que él buscará la manera de que no me sintiera mal y hasta cierto punto frustrada por querer sentirme útil, llegamos a una solución.

Tendríamos que ir, solo necesitaba pasar un par de días haya para arreglar todo el asunto de mi renuncia y, en resumen, me quedaría en casa hasta que considerará qué estaba lista para dejar al bebé con una niñera o en una guardería, pero mientras el bebé no nacía buscaría la manera de seguir en el mismo hospital donde había pasado los últimos meses haciendo prácticas, tal vez conseguir un contrato por solo algunos meses.

—Quédate conmigo, vuelve a trabajar después de que el bebé nazca— sus manos tomaron mi cintura y murmuro aquellas palabras en mi oído para después dejar un beso —Nena, el dinero no es el problema—

—Lo sé, no es por eso— termine con el ultimo plato que estaba sucio y voltee para quedar frente a él, sus ojos se toparon con los míos al instante y un puchero se formó en sus labios.

—Si es porque estarás sola, ese tampoco es un problema, yo estaré en casa y si necesito hacer algún viaje puedes venir conmigo— inhale, era demasiado linda la manera en que buscaba soluciones para todo.

—Ni, no lo sé, debería de pensarlo— mis labios se fruncieron en una mueca, tome una servilleta y seque mis manos.

—Di que sí, dime que sí y nos vamos de luna de miel, a donde tú quieras— reí y arrugue el papel entre mis manos para poder tirarlo en el bote de basura que estaba a un lado.

—¿A dónde yo quiera?— levante una ceja, una pequeña sonrisa de victoria empezaba a divisarse en sus labios.

—A donde quieras, lo prometo— ladee suavemente mi cabeza, era una buena oferta.

—Voy a pensarlo— murmure después de unos segundos de silencio, la sonrisa se desvaneció de su rostro y fue sustituida por una mueca.

—¿Qué es lo que debes de pensar?— dio un paso hacia atrás y camino detrás de mi cuando me aleje dispuesta a buscar algo que hacer.

—El lugar— hable, sin tomarle demasiada importancia, pero parecía que era un tema que él no pensaba soltar.

[...]

Fue más rápido de lo que me hubiera imaginado, más de lo que tenía planeado en realidad, solo fueron necesarios para organizarnos dos días, compramos boletos de avión, hicimos una maleta cada quién y después de que hice un par de llamadas y organice todos los papeles estábamos listos.