I could fall in love; n.h. [En edición]

XXXV

Después de aquella conversación sobre lo que había sucedido y asegurarnos que el otro estaba bien ante ese hecho simplemente nos dedicamos por un rato a hablar del futuro, todo lo que nos gustaría hacer en los siguientes años, la familia que nos gustaría formar y la cosas que imaginábamos para ella, al final de cuentas, no fue tan malo como parecía, sin tomar en cuenta que llego de madrugada y seguramente muy borracho.

—Nunca dejas de trabajar ¿verdad?— sonreí al verlo con la guitarra entre sus manos, su habitual libreta frente a él y su ceño fruncido mientras escribía algo.

—Aprovecho el tiempo mientras mi chica hace sus tareas— camine hasta él mientras dejaba su guitarra a un lado y cuando estuve a su lado me acurruque contra su cuerpo —¿Todo está bien?— asentí, enterrando mi nariz en su cuello y soltando un suave suspiró.

—Solo te extrañaba, acabó de terminar mis pendientes y lo único que quiero es que me abraces— murmuré, cerrando los ojos y disfrutando de aquel momento, sintiendo su perfume inundar mi nariz.

—A veces eres como una bebé— beso mi frente mientras me envolvía entre sus brazos —Eres mi bebé— murmuró, empezando a frotar una de sus manos por mi espalda.

—Te amo— murmuré, sintiendo mi corazón latir con fuerza y la alegría hacerse presente en mi pecho.

—También te amo—

Nos mantuvimos en aquella posición por algunos minutos, simplemente disfrutando de estar juntos, de poder sentir el calor que el otro podía proporcionarnos y la paz que él traía a mi vida, el sentimiento de estar en casa y la seguridad que él me brindaba.

—Eres hermosa— comentó, haciendo que levantará mi rostro un poco para poder ver sus ojos —Tus ojos son fantásticos, me gustas de pies a cabeza, de una manera tan inmensa que el hecho de poder decir que eres mi novia, ahora prometida, hace que sienta que soy el hombre más afortunado del mundo— aquellas palabras salieron de sus labios de la manera más suave y tierna, sonando tan honesto que era imposible no sonreír.

—Gracias— mi mano subió por su estómago y pecho hasta llegar a su mejilla —No sé qué hice para merecerte— admití, haciendo que soltará una risa y negará.

—Algo bastante y suficientemente bueno— bromeó.

—Tu ego es tan alto— agregue y deje un suave beso sobre su barbilla.

—Un poco­— admitió —He estado pensando en la boda— fruncí suavemente el ceño.

—¿Qué piensas? pensé que esperaríamos al próximo año para organizarlo— me separé aún más de él, acomodándome a su lado.

—Solo, creo que sería bueno que fuera el próximo año, tal vez a principios— su mano tomo la mía, jugando con su pulgar sobre la piel de mi muñeca.

—¿Quieres que empiece a planear la boda?— movió su cabeza en un asentimiento, aunque bastante dudoso.

—Podemos contratar una wedding planner que haga todo eso de las llamadas, reservaciones, en pocas palabras, el trabajo pesado. Claro que todo bajo lo que quieras e indiques— mordisquee mi labio inferior —Se que en este momento la escuela es la prioridad, pero puedes ver eso en tus ratos libres, aún hay bastante tiempo ¿Qué opinas?—

—¿Cuando quieres que sea?—

—Febrero, tal vez. Ya no tendremos pendientes ni cosas en proceso— su mano fue hasta mi rostro y acomodó un par de mechones, dejándolos por detrás de mi oreja —¿Te parece bien?—

—Es una buena idea, solo si me prometes que me ayudarás a elegir todo, no quiero hacerlo sola—

—Tenlo por seguro— afirmó —Ahora ¿me dejas besarte un poco?— inevitablemente sonreí, subiendo a horcajadas sobre él y dejando que tomará mi rostro entre sus manos para unir nuestro labios en un suave beso.