tres

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No dijo una sola palabra durante todo el recorrido en auto hasta que llegaron a su hogar. Jeongin sólo podía sentirse culpable por molestar a aquel chico, aunque él se metió en los problemas de Jeongin. Sus manos seguían temblando un poco, las miraba con terror, quería llegar a su casa.
A decir verdad Hyunjin tenía un muy bonito rostro, había cautivado los ojitos de Jeongin completamente, y también era alguien humilde.
Chan notó una leve incomodidad en el menor, apretó el volante del auto mordiéndose los labios.

-¿Cómo estuvieron tus clases? - preguntó Chan de repente, sacando a Jeongin de todos sus pensamientos.

Este se encogió de hombros dándole a entender que fueron al igual que siempre. Siguió pensando en el largo y castaño claro cabello de Hyunjin, quería tocarlo.
Al llegar a su hogar, abrió la puerta con rapidez, para tirarse al sofá.
Chan cerró con doble llave la puerta principal y se acercó a Jeongin, acariciando su cabello negro con una leve sonrisa en los labios.

-Más tarde vendrá Minho a casa, ¿Te gustaría que vayamos a comprar helado?

Inmediatamente el menor sacó su rostro que estaba hundido en los almohadones cuando oyó la palabra helado.
Sus ojos brillaron con anhelo. El helado siempre iba a ser la solución para todos sus problemas, lo hacía sentirse feliz.

-¡Sí! ¡Sí quiero Hyung! - habló alegre demostrando su felicidad.

Chan abrazó a su hermanito, le encantaba verlo feliz. Jeongin se fue hacia su cuarto dando pequeños saltos por la alegría que cargaba en todo su cuerpo.

¿Qué sabor debería pedir? ¿Fresa? ¿Menta con chocolate? ¡Oh ya se! ¡Vainilla!

Tomó su teléfono, desbloqueándolo rápidamente para llamar a su amigo. Seungmin es amigo de Jeongin desde los seis años, se conocieron gracias a Minho, pues él es su hermano.
Su primera impresión fue bastante negativa. Jeongin se peleaba con Seungmin todo el tiempo, hasta por la mínima cosa que hacía. No podían soportarse verse cuando Chan obligaba a a Jeongin a asistir a la casa de Minho para que no se quedara solo. Pero todo cambió cuando un día, Seungmin como regalo de cumpleaños tuvo un piano nuevo. Desde aquel día, ambos descubrieron que sí tenían algo en común, la música de piano, oh y también el helado.

-¿Minnie? - dijo tímido morocho cuando apenas Seungmin atendió el teléfono.

-Hola Jeongin, ¿Qué sucede? ¿Estás bien? ¿Necesitas ayuda?

Jeongin se rió poquito tapando su boca cuando oyó la preocupación de su amigo, siempre tan considerado y amable.

-No es eso. Quería asegurarme si vendría más tarde a mi casa junto a Minho. - se sentó sobre sus almohadas, recostando su espalda en la pared.

-Claro que sí Jeongin. Obligaré a Minho a llevarme más temprano, o lo amenazaré con decirle a mi mamá que me golpeó. - se escuchó decir con maldad.

-Eres un tonto. Te espero, tengo que terminar unas tareas Seung. - dibujó con su dedo círculos sobre las mantas.

-Claro, iré a ver Minho fracasar en sus videojuegos.

El menor se rió otra vez y cortó la llamada. De un salto se levantó de su cama dirigiéndose con pasos lentos al escritorio que estaba en la habitación.
Dijo que tenía que hacer tarea, pero en su agenda todas sus obligaciones estaban realizadas, no había nada más que hacer.
Tomó un lápiz comenzando a dibujar garabatos en el papel, pero su mano se fue deslizando poco a poco, dejándose caer sobre la fría madera de la mesa. Sus ojos pesaron, sus parpados se empezaron a caer despacio. Acomodó entre sus brazos su cabeza, cayendo en los brazos del morfeo, quedándose dormido.

𝐀𝐍𝐗𝐈𝐄𝐓𝐘 ✗ hhjn + ygjnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora