Parte Cinco

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    Los horarios de entrenamiento que mantenían desde hacía varios años, siguieron regentes durante la cuarentena, ocupando sus tardes.

    Al grupo de adolescentes les encantaba practicas y ponerse sus tarjes negros y amarillos, se sentían poderosos, pero admitían que les gustaría no tenerlos. Solo querían pasar una tarde tirados en sus camas, en pijamas, mirando películas malas y hablando de cosas sin importancias.

    —¡¿Ahora es un crimen que me queje?!

    —Scott, te quejás todo el tiempo— le recriminió Jean, con voz calmada.

    Era miércoles, el tercer día de cuarentena, y Scott ya se había quejado un total de 6 veces (y contando). Según la regla de Charles y Erik, todos debían dormir en habitaciones y camas separadas, pero obviamente permitían que se juntaran todas las personas que quisieran en cualquier espacio. Es así como Jean y Scott prácticamente vivían en la habitación que antes compartían, hasta que se separaban en la noche.

    En esos momentos acababan de finalizar el entrenamiento, y luego de un baño rápido, ambos se encontraban cambiándose para lo que quedaba de la tarde.

    —Tengo diferentes opiniones y espero que sean escuchadas— aseguró Scott, más tranquilo.

    —No necesitás gritar para que te tengan en cuenta, y no debés quejarte conmigo, quien dirige esta casa y cuarentena es Charles.

    —Que hace todo lo que dice Erik.

    —No seas así— siguió Jean en tono áspero, mientas comenzaba a ponerse sus pantalones—. Charles es director y dueño de esta escuela desde hace décadas, Erik solo es un amigo organizado.

    —O algo más...

    —No vengas con tus teorías locas, ya tuve bastante con la de los reptilianos que me contaste el otro día.

    —A Peter le gustó...— hizo un puchero Scott.

    —Dejá de quejarte y cambiate— Jean le tiró una remera, mientras seguía buscando la suya en el ropero.

    —No, escuchame— la pelirroja se dio media vuelta y lo miró a los anteojos—. Esas teorías las escucho por otro lado y las digo porque me parecen interesantes. Las mías las invento yo, y siempre se cumplen.

    —Wow— dijo Jean secamente.

    —Una vez les dije que Raven y Hank tenían algo y, pum, a la semana siguiente, ya estaban durmiendo en la misma habitación. Cuando apareció Kurt de la nada, les dije que seguro era hijo de Raven y Azazel ¡Y pasó!

    —Kurt es azul y se teletransporta, no era muy difícil, mi querido Sherlock— se burló su novia.

    —Hace unos años te dije que ibas a terminar siendo mi novia ¡PUM! Acá estamos.

    Jean sonrió de lado y Scott la acompañó con una risita de enamorado, sumado a unos love-eyes que su novia no podía ver por culpa de los anteojos.

    El sonido de la puerta los interrumpió.

    —Adelante.

    Ororo entró ante el permiso de Jean y Scott, casi como un reflejó, se tapó el pecho desnudo con la remera.

    —¡Jeaaaan!

    —No llorisquees, ni que tuvieras algo que me importara— lo hizo callar Ororo—. Con Peter decíamos de ver alguna muy buena o muy mala película sobre apocalipsisi antes de la cena.

    —Nos sumamos— aseguró Jean y Scott asintió, colocándose la prenda restante.

    —Y pensábamos incluir a Rogue ¡No te vayas a quejar, Scott!

It's Corona-Time [X-Men] [Cherik]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora