Parte Veinte

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    Algunas luces de la sala volvieron a estallar, como esa misma tarde, y aparte de la luz del atardecer, que se colaba entre las cortinas y ventadas, lo único que iluminaba era el cuerpo de Jean.

    La muchacha se encontraba en el medio de la sala, con cada extremidad brillando como si fuera el mismísimo sol, irradiando calor y energía, mientras su piel se agrietaba para dejar ver rastros de magia anaranjada, que brillaba y amenazaba con salir.

   Cuando Charles cayó sobre su espalda, por un segundo sintió que se le cortaba el aire y no podía respirar. Le llevó unos momentos recuperarse, darse cuenta que estaba vivo y que debía hacer algo, era el líder y no estaba actuando como tal.

    A su pesar, y con un dolor en las piernas que de cierta forma se alegraba de sentir, se incorporó para mirar a su alrededor. Lo primer que hizo su mirada no fue centrarse en el cuerpo luminoso que los dividía a todos, ni en el rostro sangrante de Alex o en la pequeña y atemorizada Rogue; sino en buscar a Erik.

    Estaba casi a su lado, su espalda había golpeado contra el borde de la chimenea, generándole un dolor que intentaba aliviar con su mano.

    Casi arrastrándose y queriendo no ser detectado, Charles llegó junto a él.

    —¿Estás bien?— preguntó en un susurro.

    Erik abrió los ojos al sentirlo a su lado, y logró asentir ante la pregunta. Quiso cuestionar lo mismo, preocupado por su pareja, pero la voz temerosa de Scott alertó a todos y todas.

    —¿Jean?

    El muchacho se había parado, siendo el único que había logrado eso, y se encaminaba hacia el cuerpo brillante.

    —Scott, quedate donde estás— pidió Charles, pero como era habitual últimamente, no le hizo caso.

    Jean, o mejor dicho: Dark Phoenix, estaba inmóvil y parecía no escuchar o ver nada de lo que pasaba. Su rostro estaba pegado en el suelo, sus puños cerrados junto a su cuerpo tieso, y el cabello revoloteando como si estuviera debajo del agua.

    El muchacho, por su parte, estaba preocupado. La caída no le había hecho casi nada, pero el golpe de energía lo hacía estar lento y temeroso, sumado a que se sentía íntegramente culpable por lo que había pasado ¿Él había hecho eso en Jean? ¿Cómo había llegado tan lejos? Hasta ese momento no había tomado dimensión de sus actos.

    —¿Jean?— repitió, ya a su lado.

    Cómo ella no reaccionaba, decidió estirar un brazo para tocarla, aunque ese acto se sumó a la extensa lista de sus errores. Ante la cercanía y, tal vez, identificando quien era, Dark Phoenix estiró el brazo, tomando al muchacho del cuello, y levantando del suelo.

    Los presentes ahogaron un grito y se pusieron alerta ante la situación. Scott pataleaba mientras se quedaba sin aire y Dark Phoenix juntaba las cejas mientras una sonrisa maliciosa se creaba en su cara, ante la tortura.

    —¡Jean! ¡Basta!

    Pero ella ya no era Jean, podría tener su aspecto y hasta sus conciencia, pero era un nuevo individuo, era Dark Phoenix, un arma de destrucción que se vengaría de todo aquel que le había hecho daño. Por eso, la indicación de Charles no le generó nada.

    Cuando Ororo comprobó eso, reaccionó antes que nadie. Parándose y apuntando hacia su amiga, puso los ojos blancos, y una ráfaga de viento la separó de Scott, cayendo ambos hacia atrás y en lugares diferentes.

    Pietro corrió hasta alcanzar a su más-o-menos-amigo, casi atraparlo en el aire, asegurándose que estuviera bien, mientras que Jean caía contra la mesa del comedor, rompiéndola en pedazos.

It's Corona-Time [X-Men] [Cherik]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora