🌹Beauty and the beast🌹 [Tododeku]

~IV~

La taberna del pueblo estaba bastante concurrida, como siempre, y especialmente ese sitio era el favorito de Toga. La chica se hayaba sentada, o más bien echada en uno de los sillones frente al fuego. Twice, se había pasado horas a su lado escuchando a la chica quejarse bastante triste e indignada de cómo el pecoso había rechazado casarse con ella. Y ciertamente no le cabía en la cabeza como había osado hacer tal cosa.

-¡No lo entiendo! ¡Me echó, me rechazó y me humilló!- dijo bastante dramática pero molesta. El contrario le ofreció un vaso de cerveza con la esperanza de que se calmara un poco, pero ella tomó los vasos con furia y los tiró al fuego.- ¡Eso jamás lo voy a tolerar! Me ha deshonrado.

-¿A tí? ¡Jamás!- le respondió tratando de animarla.- Tienes que mantenerte tranquila, no me gusta verte toda consternada y tristona. Solo... piensa que hay otros chicos.

Él apuntó a una mesa cercana donde unos muchachos no cesaban de mirarla con interés, no era nuevo para ella. No obstante no podía interesarle menos.

-Una gran cazadora no pierde el tiempo con liebres.- dijo tomando una daga y lanzandola para clavarla con perfecta puntería a un muro cercano.

-Sabes que todos aquí quieren ser como tú. Pregúntale a quien quieras. Ya verás solo es cuestión de que ese muchacho caiga ante tus encantos.

La rubia miró a su compañero con una sonrisa, tenía razón. Era la más diestra en la caza, la más fuerte y todos los hombres de la Aldea la deseaban. Solo era cuestión de ganarse a Izuku, él era el único digno de estar con ella. Ya se daría cuenta del honor de ser su esposo.

-¡Gracias por tu apoyo! No sé cómo hasta ahora nadie se ha fijado en ti.- le dijo a su compañero mientras apretaba sus mejillas con ambas manos.

-No lo sé, dicen que soy pegajoso pero no sé a qué se refieren.

Toga no le dio mucha importancia así que se levantó y fue con su compañero a pedir otra cerveza a la barra, ya que había tirado la primera ronda al fuego. En aquel lugar se vivía un ambiente bastante ameno, la gente bebía y bailaba cuando, de pronto, el ruido de la puerta abriéndose violentamente llamó la atención de todos.

-¡Auxilio por favor! ¡Que alguien me ayude!- exclamó Toshinori a tope de pulmón al entrar al sitio, se veía bastante angustiado.

Todos lo veían extrañados, el hombre en verdad tenía una apariencia deplorable, estaba sucio, cansado y con la ropa rasgada. La gente comenzó a murmurar con cierto tono de preocupación.

-¡Lo tiene! ¡Tiene a Izuku encerrado!

Himiko volteó a mirar en dirección al hombre cuando escuchó el nombre del pecoso.

-¿Quién lo tiene?- le preguntó uno de los pueblerinos.

-¡Una bestia! ¡Una bestia feroz y horrible!- se notaba el horror en su voz de tan solo mencionar a la criatura.