🌹Beauty and the beast🌹 [Tododeku]

~VI~

Caminaba de la manera más sigilosa posible hacia el sitio que pensaba sería la famosa ala, pero no estaba muy seguro ya que no conocía el castillo muy bien. Simplemente asumió que era el camino contrario a su habitación, la cual se hallaba en el ala este. Su estómago se revolvió al darse cuenta que el pasillo se hacía cada vez más oscuro y por un segundo pensó en devolverse, pero optó por retomar la valentía que lo había impulsado a encaminarse a aquel sitio.

Siguió caminando hasta que llegó a un punto donde ya no sabía a dónde debería dirigirse. Dio un respingo al escuchar unos pasos que se acercaban, pero al escuchar que no eran tan fuertes pudo respirar tranquilo, no era la bestia quien se acercaba. No obstante no se podía permitir que ningún sirviente lo viera en ese sitio, así que buscó una columna cercana y se escondió tras ella.

Los pasos vinieron acompañados de una risa conocida, era la risa del candelabro y no estaba solo, el plumero iba con él.

-Al fin, algo de tiempo a solas. Esto es malditamente agotador.- dijo el plumero a su pareja.

-Adoro estos momentos Katsuki, siempre te pones seco cuando estás ocupado.- Kirishima hizo un puchero y abrazó al plumero por detrás.- Además que me quedaste debiendo un beso horas antes. ¿No recuerdas?

El plumero chasqueó la lengua y volteó su rostro algo avergonzado, gesto que hizo que el otro riera con algo de ternura. El candelabro podía ponerse empalagoso a veces pero aún así lo quería, así no fuera el más expresivo. Pero la pequeña escena se rompió en el momento en que Bakugo soltó un improperio al darse cuenta de donde estaban.

-¡Imbecil, esas son las escaleras del ala oeste! ¡No deberíamos estar aquí!- lo regañó en susurros al tiempo que se soltaba del agarre del otro.- ¡Mejor vámonos antes de que nos metamos en lios por tu culpa!

Dicho y hecho, los dos objetos se alejaron lo más rápido que pudieron de ahí, volviendo a dejar al pecoso solo. Él salió de su escondite y fijó su vista en las escaleras que se alzaban frente a él.

"Con que es por ahí" pensó, y sin perder más tiempo comenzó a subir los peldaños. A medida que ascendía, la ansiedad provocaba que se mordisqueara el labio, todo era demasiado tenebroso, sumado a que parecía que las escaleras no tenían fin. Suspiró con algo de alivio cuando terminó de subir, pero un escalofrío recorrió su espalda al ver un pasillo totalmente oscuro, varias figuras y gárgolas rotas estaban aquí y allá. Cuando se adentró sintió como si algunos de los cuadros lo siguieran con a mirada, verdaderamente espeluznante. Logró reconocer la puerta nada más por la escasa luz de una cuantas velas.

Temblaba de miedo y sentía un sudor frío, pero de todas maneras colocó una de las manos sobre la manija de la puerta y la abrió con lentitud. Entró a una habitación que estaba hecha ruinas, como si hubiera pasado un huracán por ahí. Habían vigas tiradas por el suelo, cortinas rotas colgando por varios sitios, los muebles volcados y una cama totalmente destrozada.