Coffee & Milk ✧ kookmin

010.

Al día siguiente, o mejor dicho, unas horas más tarde. Jimin comenzaba a despertar, removiéndose lentamente sobre la cama y soltando un largo bostezo. No había ni abierto sus ojos cuando sintió un fuerte dolor de cabeza, completamente insoportable. Inmediatamente llevó una mano a su frente, soltado un quejido junto a una maldición al captar que tenía resaca.

Entonces decidió abrir sus ojos, de forma instantánea la luz que provenía de una ventana le molestó e inmediatamente los volvió a cerrar, tapándose el rostro con la cobija y queriendo volver a dormir.

Pero en ese momento capta algo importante.

En su habitación no habían ventanas.

Como si de su vida se tratase destapó su rostro y limpiando rápidamente su mirada, prosiguió a mirar como un desquiciado a su alrededor con los ojos totalmente abiertos.

Esta definitivamente no era su habitación.

Asustado se quitó las sábanas, notando que traía una ropa distinta a la que recordaba haber tenido anoche, estaba usando una camisa quizás dos tallas más grande que él y de color blanca junto a unos pantalones cortos. Esa ropa no era suya. ¿En qué momento se había cambiado? Prosiguió a levantarse rápidamente de la cama lo cuál fue mala idea pues al instante se mareó y tuvo que sentarse en la orilla, llevando ambas manos a su cabeza.

Mierda. No recordaba nada. ¿Qué había pasado anoche? Sólo esperaba que no hubiese hecho algo malo.

Mientras se recuperaba, levantó su vista para observar mejor la habitación en la que durmió. Notando que era bastante grande y ordenada, había un escritorio y un estante de libros con algunas figuras incluidas. También unos cuántos posters y fotografías, entonces encima de la silla del escritorio pudo distinguir su ropa perfectamente doblada y limpia.

Frunciendo el ceño, se levantó con cuidado y se acercó al escritorio, confirmando que su visión no le falló y eran sus mismas prendas de anoche pero completamente limpias. Hasta sus zapatos estaba allí. Y en base a lo que había observado, podía concluir fácilmente que estaba en la habitación de Jungkook. Lo cuál en cierta forma le tranquilizaba pero a su vez le inquietaba porque no tenía ni idea de como llegó allí.

En ese momento escucha una voz afuera de la habitación, en algún lugar de la casa porque sonaba lejana pero de igual forma la reconoció. Era de Jungkook. Entonces avanzó hasta un espejo de cuerpo completo que había en la habitación y acomodó un poco su cabello antes de abrir la puerta de forma cuidadosa para después asomar un poco su rostro, encontrándose con un pequeño pasillo. Entonces vuelve a escuchar la voz de Jungkook, esta vez más cerca y puede distinguir que estaba cantando. Guiándose por esa voz, avanzó lentamente por el pasillo con sus pies descalzos hasta llegar a una sala de estar.

Y sólo tuvo que voltear su rostro para ver a Jungkook en lo que parecía ser la cocina, efectivamente, estaba cocinando mientras tarareaba una canción popular. No lo había visto pues estaba de espaldas y por cierto, olía delicioso. Jimin decidió acercarse sin hacer ruido, al frente de la cocina había un desayunador así que tomó asiento en una de las sillas altas y apoyó su cabeza sobre sus manos mientras veía a Jeon cocinar, esperando a que volteara y notara su presencia.

Y así sucedió, el pelinegro apagó el fuego de la cocina y se volteó con el sartén en mano. Pegando inmediatamente un brinco cuando se topó con Jimin al frente suyo de la nada.

—¡Joder! —llevó una mano a su pecho, agradeciendo internamente haber sostenido con fuerza el mango del sartén sino lo hubiera soltado del susto— Casi me das un infarto.

Park rió.

—Venganza —dijo con una sonrisa.

Jungkook le miró sorprendido y después negó con la cabeza, soltando una pequeña risa mientras depositaba lo que era un huevo frito sobre un plato de vidrio.