012.

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Jungkook estaba en medio de un examen de cocina de la universidad en la que tenía que poner en práctica todo lo que había aprendido de la materia, así que estaba bastante concentrado en ello. El trabajo era en parejas y por eso andaba acompañado de Wheein, una de sus amigas de la carrera. Tenían un tiempo récord establecido, así que tenían que ponerse de acuerdo para avanzar más rápido. Lo cuál los tenía algo alterados.

—¡No Jungkook, las verduras son después de la salsa! —regañó la castaña.

—¿Qué? ¡Nada que ver, es lo contrario!

—¡No es así! —le pasó rápidamente un libro para que viera la receta de ejemplo— ¡Mira, tonto!

Jeon frunció el ceño y después soltó un pequeño "Aahhh", negó con la cabeza y se dispuso a hacer lo que Wheein le había dicho desde un principio. Pues tenía razón.

Ella le zampó un golpe en el hombro de regaño para después continuar con su parte de la prueba. Pasaron los minutos y después de una cuenta regresiva, sonó la alarma, justo en el momento en que el grupo de Jungkook y Wheein habían terminado.

—¡Sí! —exclamaron al unísono, chocando los cinco.

Tiempo después fue el momento de deliberación, el profesor les calificó su trabajo y obtuvieron un merecido cien. Wheein saltó y chilló de felicidad, pues temía no poder aprobar. Tanta fue la emoción que hasta tomó el rostro de Jungkook y le dió un pico en los labios.

—¡Sabía que no me equivocaba al elegirte como compañero!

Jeon se alejó de ella, haciendo una mueca mientras limpiaba su boca.

—Sí, digo lo mismo... La próxima vez que me beses procura no tener labial rojo, gracias.

—¡Uy, lo siento! —se acercó a él para intentar limpiar sus labios con su dedo pulgar— ¿Así que puede que haya una próxima vez? —inquirió, levantando con sugerencia sus cejas.

Jungkook reprimió una risa.

—Sabes que no.

—Oh, maldito...

—Aunque si fueras un chico lo pensaría.

—¿En serio? —le miró, confundida. Ella sabía de la orientación sexual de Jungkook pero igual le sorprendió aquello— ¿Entonces dices que si fuera hombre me darías una oportunidad?

—Probablemente —le guiñó un ojo.

Wheein se sonrojó.

—¡Ahg, Jungkook! —se quejó, llevando sus manos a sus mejillas cálidas— ¡Deja de hacer eso y jugar con mi corazón! ¿No ves que lo ilusionas?

El pelinegro estalló en risas y negando con la cabeza la fue a abrazar, agradeciéndole por su arduo trabajo en la cocina. Ella, como muchas otras, era una de sus amigas de la universidad. Podría decirse que tenía más amigas que amigos, quizás porque era muy cariñoso y cercano con las mujeres de una forma muy peculiar. Además, extrañamente las atraía, era como un imán. Es vez de atraer hombres, atraía mujeres. Era el colmo.

Las clase fue finalmente terminada y se despidió de Wheein después de quitarse el uniforme de cocina. Con móvil en mano se dirigió a la salida principal de su universidad, escribiéndole a cierta personita que ya había salido de clases.

La cuál no fue necesario buscar mucho pues al alzar la mirada lo vió. Jimin estaba esperándolo en su auto gris, con los brazos metidos en los bolsillos y una sonrisa radiante.

Inmediatamente le devolvió la sonrisa, alzando de forma sugerente sus cejas.

—Pero bueno, parece la típica escena de un sugar daddy recogiendo a su pareja joven de la universidad —bromeó cuando llegó a su alcance y se saludaron.

Coffee & Milk ✧ kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora