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Shadow seguía recorriendo la ciudad hasta que se topó con un demonio un poco grande en forma de un caballero, ambos se miraron deteniendo su camino.


– Shadow, el hijo de Black Doom. – Dijo con desprecio el demonio.

– Vaya, tiempo sin verte "Juez de los poderosos".


El demonio no se detuvo a charlar, fue directo hacia Shadow para encajarle su espada que tenía electricidad, pero Shadow fue más rápido y logro esquivarlo dando él un golpe en el abdomen de este y se hizo una pequeña abertura, dentro de él estaba Rouge.

Shadow sonrió e inmediatamente lanzó su chaos spear cortando al caballero en varios pedazos, Rouge cayó siendo liberada y Shadow la atrapó en sus brazos.


– Mmm... – Abrió los ojos y vio directamente al moreno – Shadow...

– Tranquila, ¿Estás bien? – La ayudó a ponerse de pie.

– He estado mejor... – Extendió sus alas quitándose las partes del caballero que tenía en su cuerpo – Shadow. Verena y yo creemos saber quién es ese demonio realmente.

– Creo estar seguro de lo mismo. Debemos seguir antes de que llegue a algo peor.

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– ¿Sigue creyendo que nacerán los dragones? – Cuestionó el ornitorrinco mientras se acercaba.

– Creo que sabe perfectamente que no puede cuestionarnos. – Respondió algo seria la princesa sin dejar de mirar ambos huevos sobre el cálido fuego que estaba en el jardín rodeado de piedras.

– Disculpe si la ofendí. Pero, si me permite, ya lleva casi un mes intentando.

– Gracias por ser tan buen observador, Lord Starline. – Suspiró con fastidio – Quiero estar a solas.


Starline la miró por un momento, hizo una pequeña reverencia y caminó yéndose de aquel lugar. Verena seguía mirando los huevos y en ese momento, ambos comenzaron a moverse y a quebrantarse. Se acercó un poco más con gran emoción y de los huevos salieron dos pequeños dragones, uno de color negro y otro de un gris casi negro.

Ambos dragones miraron a la princesa y dieron un pequeño rugido caminando cuidadosamente hacia ella.


– Hola. – Sonrió con emoción y acercó su mano hacia los pequeños dragones – Drago y Khal.

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Verena caminaba en el interior del castillo de aquel demonio, se admitió a sí misma que el lugar le resultaba un tanto aterrador al estar ella sola ahí. Se sentía frío adentro, sangre por todos lados.

Miró hacia arriba y miró el lugar exacto en donde Leviatán estaba, no iría a enfrentarse a él sabiendo que él poseía un poder muy fuerte que incluso pudo vencer a Shadow, así que siguió con su camino.

En cuanto ella seguía caminando, escuchó una ligera risa en eco, rápidamente se preparó por si debía luchar contra un demonio, pero no fue así, todo su alrededor comenzó a distorsionarse.


– ¿Qué sucede? – Frunció el ceño mirando por todos lados, todo el lugar cambió por completo de forma – ¿El castillo?... – Susurró.


El lugar que ahora se encontraba era su hogar, pero parecía que era la única que estaba ahí, no se escuchaba a nadie más. Caminó hacia unas escaleras que estaban cerca y las subió, notaba que el castillo estaba algo destruido, subió un poco más y se detuvo mirando toda la capital desde una de las paredes destruidas, todo estaba destruido y el cielo era de color gris.

Arqueó un poco sus cejas al mirar que todo su hogar estaba destruido, pero ¿Por qué? No lograba entender absolutamente nada. Terminó de subir las escaleras llegando a un gran salón, era donde de niña practicaba danza y canto, de igual forma estaba totalmente destruido, no tenía el techo y solo había dos paredes que estaban destruidas.

Observó que había una campana grande de plata tirada en el suelo, se acercó a ella y puso su mano sobre la campana, ¿Por qué había una campana ahí? Miró detrás de ella hacia la torre donde debería estar la campana y no había nada en esa torre. Miró nuevamente la campana muy confundida intentando descifrar el significado, pero su vista se desvió a su izquierda y notó algo que brillaba.

Se acercó con cuidado, se hincó hasta tomar aquel objeto del cual se trataba de una corona de una reina, era de oro y en sus tres picos había pequeñas piedras de color verde esmeralda. Era realmente una corona muy hermosa, pero esta comenzó a fundirse sin siquiera quemar o lastimar la mano de Verena, ella miraba impactada y totalmente confundida; justo en ese momento, sintió un enorme golpe en su abdomen que le hizo sacar el aire y que de alguna forma no podía recuperarlo.

En cuanto lo logró, su respiración estaba muy agitada y todo volvió a distorsionarse hasta volverse a formar el castillo de Leviatán. Verena tenía los ojos muy abiertos y con su mano en el abdomen donde sintió aquel golpe, pero en ese momento escuchó un ligero sonido muy familiar.


– ¿Khal? – Miró hacia la dirección de donde provenía el rugido y corrió hasta allá.


Entró por una gran puerta y estaban ahí sus dos dragones encerrados. Ellos al verla fueron rápido hacia ella. Verena no pudo evitar sonreír de satisfacción y acarició a ambos.


– Es hora de irnos.



Mientras tanto en la capital, Starline estaba reunido con Mimic en la habitación del ornitorrinco.


– ¿Piensas hacer algo con los dragones? – Miró al ornitorrinco.

– Ya puse a algunos hombres a trabajar en eso. – Sonrió con gran malicia – Es obvio que algo de su tamaño puede matarlos ¿No es así? Están construyendo cañones que lancen flechas grandes. – Ambos sonrieron.

– No lastimará a la princesa, ¿Verdad? – Cuestionó con un poco de preocupación.

– ¿Lastimarla? – Lo miró – No, eso jamás. Ella es parte de mi plan.

Parabellum ~(1° Temporada) ShadonicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora