Capítulo 9

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Una sonrisa se implanta en mi cara al ver a Kian salir del ascensor con Jack cogido de la mano. El pequeño suelta a su padre y corre hacia mí para abrazarse a mis piernas y yo lo alzo en mis brazos.

—Pero que guapo estás —digo dándole un sonoro beso en su mejilla y él rie.

—Hoy se ha elegido él la ropa —dice Kian acercándose a nosotros con una mochila de la Patrulla Canina a su espalda y sonrío un poco más cuando deja un beso en mi mejilla.

Chi —dice Jack sonriente y orgulloso.

¡Pero qué ricura de niño!

—Pues vistes genial, ahora me ayudas a mi a elegir que ponerme ¿vale? —le digo y él asiente efusivo. 

—Bueno, me tengo que ir ya que sino llego tarde —dice Kian mirando la hora en el teléfono.

—Okey, ¿algo que deba saber sobre? Tipo alergias, intolerancias, rutina...

—Nada, lo único que no cene mucho más tarde de las ocho, yo llegaré sobre y media. 

—Vale, perfecto —digo dándole un beso en la mejilla.

Io també quieo un besito —dice el enano poniendo cara de enfadado.

—Gracias por cuidar de él, Gin, en serio.

—Que no me cuesta nada. Anda, ve al trabajo que se te hace tarde.

Kian se va y yo entro en casa con un niño que mantiene su cara de enfadado. Cuando acerco mi cara a la suya la aleja.

Menuda cobra me ha hecho el crío.

—Amor, ¿no querías un besito?

—No, ahoa ia no quieo —me contesta girando la cara para que no lo mire y yo empiezo a hacerle cosquillas por la barriguita.

Lo pongo en el sofá y le doy besos mientras hago cosquillas por todo su cuerpo y él ríe de una manera sumamente adorable. 

(...)

—Me llevo a Jack al cuarto de invitados, ahora vuelvo —digo cogiendo al niño sin que se despierte.

Lo llevo hasta la habitación y lo meto entre las sábanas y mantas que cubren la cama, después pongo unos cojines al rededor por si se cae y salgo para volver con su padre. Me siento en el sofá y buscamos una película para ver.

—Si me acurruco, ¿te molesta?

—No, ven —dice extendiendo su brazo.

Me pego a él y dejo mi cabeza sobre su pecho, mi mano lo rodea por la cintura y su brazo pasa por mi espalda hasta acabar en mi cadera. Un rato después su mano se cuela por debajo de mi sudadera y yo me acurrcuco más junto a él, dándole a entender que no me molesta su acto, por lo que Kian empieza a hacer círculos y caricias en la zona.

Me quedo mirándolo, sus facciones, su pose relajada pero atenta a todo lo que suceda, sus tatuajes que le hacen intimidar a cualquiera pero su interior de osito de peluche, su manera de mirar como si fuese lo mejor que han visto sus ojos. Por instinto, aparto la mirada hacia la televisión cuando gira su cabeza hacia mi pero su mano me coge suavemente por la barbilla y me vuelve a girar hacia él mientras noto como me sonrojo. Le miro a los ojos y luego a sus labios entreabiertos que me incitan a besarlo. Poco a poco y con una lentitud que se siente como una eternidad, nos acercamos hasta que finalmente nuestras bocas se encuentran desencadenando un millón de sensaciones en mi interior. Su mano viaja a mi cuello y su pulgar descansa en mi mejilla mientras la mía se ha desplazado hacia su nuca. 

De un momento a otro, el beso pasa de ser lento y tranquilo a ser totalmente fogoso y necesitado de más. Nos separamos para coger aire pero no tardamos más de cinco segundos en volver a unirnos. Sus manos me cogen para sentarme sobre sus piernas y yo le rodeo con mis brazos por detrás del cuello. 

—No sabes que ganas tenía de hacer esto —susurro contra sus labios y siento que me mojo cuando lo noto sonreír mientras me besa.

Se separa de mi tirando con sus dientes de mi labio inferior y un leve jadeo sale de mí cuando una de sus manos llega hasta mi culo para apretarlo mientras chupa mi cuello. Muevo mis caderas encima de él y su manos se aferran a mi con más fuerza.

—¿Vamos a tu cama?

—Despertaremos a Jack si no paramos.

—Tiene el sueño profundo —me contesta guiñándome un ojo.

Me río y él me carga en brazos hasta mi cuarto cogiéndome por el culo mientras me besa el cuello. Cuando llegamos me pone sobre la cama con la espalda apoyada en la pared y se coloca entre mis piernas mientras masajea mis pechos. En un momento que lo pillo despistado, hago el cambio de lugar dejándolo a él en la posición en la que estaba yo. Nos desvestimos casi sin separarnos y cuando está completamente desnudo empiezo a masturbarlo. Él cierra los ojos y gime mi nombre en pequeños susurros pidiéndome más. Aparto mis manos y las apoyo en sus muslos mientras me pongo de rodillas entre sus piernas, agacho mi cabeza y torso hacia el colchón quedando con su miembro justo en frente de mi cara y mi culo en pompa en la dirección contraria. Doy un lametazo a lo largo de todo su pene y él abre los ojos para mirarme.

—Joder, zanahoria —susurra.

Chupo la cabeza de su amigo mientras Kian gime y jadea, luego lo meto en mi boca y me empuja la cabeza hacia abajo mientras juego con él durante un rato. Empiezo un mete-saca de mi boca con de vez en cuando un poco de arañar suavemente con los dientes.

—Me... me voy a correr —susurra y trago cuando unos segundos después noto como lo hace.

Dejo un beso en su punta y él me levanta la cabeza para que lo mire. Con su pulgar limpia una gota que se escapa por la comisura de mis labios.

—Ven a aquí —dice poniéndome sobre él— creo que ha sido una de las mejores imágenes del mundo.

Sus manos me ponen sobre su miembro, introduciéndolo en mi de una estocada y yo gimo. Empieza a moverme de una manera pausada pero dura, yo apoyo una mano en la pared y la cabeza sobre su hombro mientras gimo al compás de él. Al final se corre y justo cuando lo hace dentro abre los ojos como platos.

—Tomo la píldora, tranquilo —le digo quitándome de encima y dejando un beso en sus labios.

—Hay enfermedades...

—Venga, a la próxima cogemos uno. Ahora a dormir.

Ambos nos tumbamos en la cama y dejo un beso sobre su pecho, lleno de arañazos míos, cuando Kian lo hace sobre mi pelo. Nos tapamos con las sábanas y dormimos abrazados como en los viejos tiempos.

Hogar, dulce hogar.

After chaos. [TMC#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora